"Finalmente terminé de leer todo el libro. Parece que ya es de mañana," dije al girar la mirada y observar el amanecer por la ventana.
Toda la información que leí sobre la historia del continente de Agrona revela que, durante más de mil años, la familia real ha visto crecer talentos excepcionales. Entre estos talentos, uno destacó como el más fuerte del continente: Belgir Mengral, un mago de noveno círculo. Fue el mago más poderoso en la historia de Agrona.
La familia real se compone de dos ramas: la de los hijos legítimos y la de los hijos ilegítimos. Los ilegítimos son despreciados por los legítimos, especialmente cuando el hijo legítimo destinado a ser rey es nombrado príncipe heredero. Hubo un tiempo en que un príncipe intentó asesinar a todos los hijos ilegítimos de la familia real. Desde entonces, el heredero al trono es elegido con sumo cuidado.
El libro, con más de cinco mil páginas, es muy grueso y narra la historia del continente durante mil años, una era conocida como "La era de la dominancia". Sin embargo, me pregunto qué ocurrió antes de esta era. ¿Hubo algún evento significativo que mereciera ser registrado en los libros? ¿Qué pasó antes de "La era de la dominancia"?
El continente de Agrona está compuesto por varios reinos. Entre ellos, hay uno peculiar llamado Arvantis, un reino habitado por semi-humanos. Si estoy en lo correcto, los semi-humanos son como los humanos, pero con características animales especiales, como colas y orejas. Sus ojos también reflejan estas características, aunque, aparte de eso, no son muy diferentes de los humanos.
"Hay cinco reinos más, pero el reino donde gobierna la familia real es el más fuerte de todos."
También existe algo llamado la "Torre de los dioses". Esta torre recibe su nombre porque solo los magos más poderosos de la historia del continente la han comandado. Hay un total de seis torres, y, por supuesto, la familia real posee una de ellas, fundada por el mago más fuerte de la familia real, Belgir Mengral.
Hay mucho más que contar, pero la historia del continente de Agrona no termina aquí. Este continente es tan vasto que, incluso comparado con los continentes de mi vida pasada, Agrona los dejaría en ridículo por su tamaño.
"Los magos son fuertes, pero tienen sus debilidades. Los caballeros son poderosos, pero su fuerza tiene un límite," dije.
Existe una forma de medir el poder de los magos: los círculos. Cada mago tiene una cierta cantidad de círculos en su brazo, y el mago con más círculos pertenecía a la familia real. Los círculos se enumeran del uno al nueve, pero no solo eso. Los Magos que alcanzaron el noveno círculo afirman que existe un décimo círculo, un poder que va más allá del noveno. Los caballeros tienen algo llamado aura de guerra, un poder que despiertan cuando sus vidas están al borde de la muerte, algo similar a lo que experimenté antes de morir y llegar a este mundo.
Sin embargo, los caballeros tienen un límite en cuanto a cuánta aura pueden soportar. Si no tuvieran ese límite, podrían rivalizar con magos de hasta el octavo o incluso el noveno círculo. Pero, en toda la historia del continente, ningún caballero ha superado ese límite de aura; es como una barrera insuperable para todos ellos.
Cerré el libro y miré por la ventana con barrotes. Parecían ser las 6:00 AM. Tomé el libro de historia y lo coloqué en el estante, pero para prevenir, fui y agarré el libro de magia. Saqué la tablilla del estante y puse el libro hasta el fondo, luego volví a colocar la tablilla en su lugar. Me senté en la cama y reflexioné.
"Es un evento de una historia muy larga: la familia real, la ciudad imperial, el continente y muchas más cosas en un solo continente," pensé. Me faltaba mucho por aprender sobre este mundo; todo el libro apenas era una pequeña parte de la historia del continente.
¡¡Clark!!
De repente, un sonido salió de la manija de la puerta. Me levanté de la cama e intenté abrir la puerta… y se abrió. Debía ser la hora del almuerzo en este lugar, pero dudaba mucho que la comida fuera diferente. Este lugar es para esclavos; nos crían como animales antes de vendernos o, peor aún, asesinarnos.
"Suspiro."
Suspiré. En algún momento debo salir de este lugar, aunque sí logró escapar, no tengo la menor idea de dónde me encuentro o adónde dirigirme. Salí de la habitación y miré la habitación de al lado. Atenea Mengral es el nombre de esa niña de ojos rojos y cabello plateado. No sabía por qué estaba aquí o cómo la secuestraron, pero en algún momento la familia real vendrá por ella. En ese momento, debo actuar y escapar de este lugar, no sin antes intentar salvar a la mayoría de los esclavos.
***
—Cambio de escena.
Caminé y me senté en la misma mesa rectangular con tres asientos a cada lado. Atenea estaba allí, pero la ignoré. No tenía nada que preguntarle, aunque quería saber si realmente era de la familia real. También existía la posibilidad de que no contestara o que lo estuviera ocultando. Era muy extraño que un miembro de la familia real estuviera en este lugar y que los traficantes de esclavos no la tuvieran bajo vigilancia o la mantuvieran en otra parte.
Decidí no preguntar, ya que podría causar un problema grave si alguien de los presentes escuchaba. Miré mi charola con un pan, un vaso de madera lleno de agua y la misma manzana negra. Efectivamente, la comida era igual todos los días.
Agarré el pan y, justo antes de llevarlo a mi boca, mi mirada se cruzó con la de Atenea. Ella me miró, pero parecía diferente. Su rostro estaba un poco ruborizado y su mirada ya no era fría como antes; ahora parecía apenada.
"…"
La observé mientras mordía el pan. Ella trataba de mirar a otras partes, sus ojos se movían en varias direcciones, como buscando evitar mi mirada.
"Oye… ¿Estás bien?" pregunté. Atenea se veía extraña. Ella me miró, sus labios se abrieron y dijo:
"N-no es nada," respondió mientras bajaba la mirada a su charola.
Ocultó sus ojos, pero su rostro estaba medio rojo. ¿Era alguna emoción o solo era mi imaginación? Debo admitir que era la primera vez que sentía mi corazón latir solo unos pulsos más de lo normal. Sonreí ante todo y me dispuse a terminar de comer.
***
—Cambio de escena.
Regresé a mi habitación cuando la misma voz del megáfono volvió a resonar, repitiendo las mismas palabras como una máquina programada para decir una frase una y otra vez.
Esta vez, mi objetivo del día sería estudiar el libro de magia. No sabía cómo empezar como mago, así que leería todo el contenido relacionado con la respiración y el método para absorber maná. El problema era que no especificaba cuánta cantidad de maná se necesitaba para alcanzar el primer círculo. Necesitaba esa información más que nada. Tenía la forma de absorción de maná y también la forma de crear magia, pero todo eso sería conforme pasara el tiempo. Hasta que llegara al primer círculo, intentaría usar un hechizo.
Me dirigí al estante. Había un total de tres libros; el tercero no lo había leído, pero creía que no tenía ninguna información importante, así que lo aparté y saqué la tablilla…
"Sonido sordo."
Como era de esperar, al sacar la tablilla, había el riesgo de hacer ruido. Un ruido no tan alto, pero tampoco muy bajo. Eso pasaba cada vez que sacaba la tablilla; de alguna forma, estaba muy ajustada y por eso hacía ruido.
Finalmente, saqué el libro del pequeño espacio donde se encontraba. Lo saqué y volví a poner la tablilla en su lugar. Luego me dirigí a la cama. El método de respiración para absorber maná consistía en la meditación, por lo que era esencial estar en un lugar sin ruido y cómodo. Me senté y acurruque mis piernas, luego abrí el libro y pasé página por página hasta que llegué a una sección que decía…
[Método de respiración de fuego]
Era un nombre raro, pero entendible. Todo el libro contenía hechizos de fuego y hablaba principalmente de fuego, así que era normal que el método de respiración también hablará de fuego. No sabía si este mundo de magia se componía por elementos como agua, tierra, viento y rayo, que serían los elementos comunes junto con el fuego.
Hojeé el libro y pasé a la siguiente página. En esta página había un dibujo. La pose en el dibujo era idéntica a como estaba en ese momento: con las piernas enrolladas, espalda recta, cabeza en unos 90° grados hacia arriba, y con las manos formando una figura de "Yin y Yang". Luego miré lo que decían unas letras debajo del dibujo.
Una vez acomodado en la postura de respiración, con la espalda recta pero relajada, cerré los ojos como si estuviera en un océano. Dejé que el aliento fluyera naturalmente, como las olas danzando en la orilla del mar, y poco a poco sentí cómo se agitaban las aguas de mi mente. En cada inhalación, imaginé un ambiente tranquilo y relajado, y en cada exhalación, liberé cualquier tensión acumulada. Con cada ciclo de respiración, permití que mi cuerpo se relajara y luego empecé a imaginar que estaba atrayendo el maná a mi cuerpo.
La descripción del método de respiración para absorber maná estaba muy bien explicada. Seguí cada paso que indicaba el contenido del libro.
Respiré hondo y traté de imaginar un lugar tranquilo, pero algo fue diferente. Estaba en un lugar desagradable, con una luna roja color carmesí, idéntica a la luna que estaba el día de mi muerte en mi vida anterior. Me encontraba en un campo desolado y seco, con sangre derramada por todo el suelo. Los árboles estaban sin hojas y completamente secos, como en una sequía. Traté de respirar y concentrar mi mente, imaginando un espacio limpio y vacío.
"Funciona, pero ahora no hay nada. Está oscuro y vacío."
Todo a mi alrededor estaba oscuro y en silencio, pero partículas de color morado mezclado con negro empezaron a llenar el lugar. Era maná, fluyendo como olas en un mar. Cada partícula de maná corría como una ola. Me concentré e imaginé, y las partículas empezaron a venir lentamente, como gotas de agua muy pequeñas, una por una, entrando en mi cuerpo.
Se sentía muy refrescante cuando las partículas empezaron a entrar en mi cuerpo. El maná se movía por cada rincón de mi ser, y la sensación de hormigueo comenzó a aparecer. Me causó un pequeño cosquilleo, pero traté de concentrarme. Las olas de maná que corrían a mi alrededor lentamente empezaron a moverse y se dirigían hacia mi cuerpo.
Más partículas de maná comenzaron a llegar. El maná era oscuro con tonos morados. No sabía si ese era el color del maná o si era posible que el maná no tuviera un color fijo y solo se manifestara de un color dependiendo de la persona. Eran solo ideas, pero no estaba seguro si así sería o no. Seguí luchando para no desconcentrarme. No debía distraerme; todo estaba bien, pero la velocidad a la que el maná llegaba a mi cuerpo se sentía muy lenta. No sabía si eso era normal, pero seguí así.
"¡¡Goteo!!"
De repente, las olas de maná empezaron a gotear. Pequeñas gotas de maná caían al suelo, creando un charco oscuro y morado. El maná se acumuló aún más a medida que se acercaba a mí, cubriéndome hasta la cintura. Cuando me di cuenta, todo estaba inundado de maná, parecía una verdadera inundación. El maná subía rápidamente hasta mi pecho, pero no me detendría aquí.
Respiré más profundo y, de repente, la inundación de maná se detuvo. Todo quedó congelado, como si el tiempo se hubiera detenido. Sin embargo, las partículas de maná seguían entrando en mi cuerpo. Todo el maná que me rodeaba se absorbía en mí, como si el agua penetrara cada parte de mi ser, pero con una sensación tranquila y sin dolor. Continué hasta que finalmente abrí los ojos.
"Jadeo."
"¡¡Goteo!!"
Sudaba mucho y mi respiración estaba agitada, como si hubiera corrido un maratón. El sudor empapaba todo mi cuerpo e incluso la cama estaba medio mojada. Rápidamente me quité la camisa, una prenda de color café que todos los esclavos llevaban. Su textura era áspera al tacto. Me la quité y miré mi cuerpo.
"¿Q-qué pasó? No sabía que tenía un cuerpo tan entrenado… ¿o es por el maná?" dije. Observé mi abdomen bien marcado, mis antebrazos y brazos, todos con músculos mucho más definidos.
"Jadeo."
Me tambalee. De repente, mi visión comenzó a desvanecerse. Justo antes de caer en un sueño profundo, agarré el libro y lo puse debajo del colchón. Me recosté en la cama y empecé a cerrar los ojos lentamente. Mis párpados pesaban y finalmente los cerré.