Un cuarto de hora después, la pareja renovada salió de la tienda con otra bolsa. Afortunadamente, tuvieron la decencia de parar con un solo vestido.
Todavía tenían mucho que comprar después de todo.
Fueron a la tienda adyacente, que resultó ser de ropa interior femenina.
También compraron un montón de ellas. Algunas de una pieza, otras de dos piezas, y hasta había algunas lencerías.
Antes, no tendría el descaro de ni siquiera estar en la misma habitación que una de estas. Ahora, las estaba comprando activamente.
Lamentablemente esta vez no había probadores. Sin embargo, podrían ver cómo les quedaban en casa.
Solo la idea de ello le ponía caliente. —Vamos a casa ahora, ¿vale? —dijo, mirándola con una mirada ardiente.
En la mente de Naia, sinceramente solo pensó que tenía mucho trabajo que hacer en casa, así que asintió sin quejarse.
Por supuesto, no olvidó besarle en la mejilla. —Gracias por comprar estas cosas para mí —dijo, mostrando su agradecimiento.