Mi nariz se arrugó en confusión. Desde que los conocí, Damon y Blaise habían utilizado sus poderes frente a mí. Sin embargo, aún no sabía dónde y cómo habían logrado tal habilidad.
Como si captara mi confusión, Damon se volvió hacia mí y sonrió con suficiencia. Alcanzé a ver un vislumbre del Damon de antes en esa sonrisa, pero rápidamente desapareció.
—No puedo recordar si te lo dije antes —dijo—. Pero en Colmilloférreo, nadie hablará de mis padres.
—Sé que tu padre es un tema delicado —dije, y él asintió.
—No es nada más que un desgraciado que no pudo tomar las decisiones correctas —dijo Damon—. Pero mi madre... Ella fue la verdadera idiota por dejar el Bosque por mi padre. La atracción de una pareja, afirmaba. Eso era más fuerte incluso que su devoción a la Diosa.