Tras el gesto de Altair, Robin se rio al ver al hombre lobo —Está bien, es una adición reciente, lanzado aquí por alguien desconocido.
—¿Hay algún problema con él? —Altair se giró para irse, aparentemente insatisfecho con esta elección de carnicero.
—Te aseguro que no habrá problemas con él; ¡no seamos tan exigentes! —Rápidamente, Robin desbloqueó las cadenas que ataban las manos del hombre lobo y empujó al hombre lobo hacia los brazos de Altair, instándolo—. ¡Apúrate y llévatelo!
—Si no nos movemos ahora, mi precioso Lee va a cogerse a ese pequeño puto hombre —Robin murmuró para sus adentros, echando un vistazo a Altair con un toque de impaciencia—. La idea de dejar a Altair atrás para perseguir inmediatamente a esa persona le resultaba cada vez más tentadora.