Sonó el timbre de la escuela y la mayoría de los estudiantes aún abarrotaban el pasillo. Cuando Latrice abrió su casillero, algo cayó inmediatamente de él.
—¿Hmm? —miró hacia abajo y recogió la carta rosa doblada.
Al abrirla, decía:
—Solo unas palabras para alegrar tu día y hacerte saber que alguien aquí fuera te admira profundamente. Tu sonrisa es como el sol, y tu amabilidad calienta mi corazón.
—Secretamente tuyo,
—Un Admirador Secreto.
Sus labios se curvaron mientras leía la hermosa letra cursiva con una florecita muy pequeña dentro.
Desde hace años, había estado recibiendo una carta de este admirador secreto. Inicialmente, ella optó por ignorarla y simplemente seguía con su día. Pero conforme pasaban los días, semanas y años, esta persona le provocaba curiosidad.
Cualquiera se intriga si estuviera en su posición.
—Ha estado enviándome estas cartas desde primer año —murmuró—. Eso significa que quienquiera que sea este chico... es alguien de mi generación.