En el dormitorio, bajé las luces y puse un poco de música ambiental. Sentí que en todo el ajetreado trabajo de mudarnos a su departamento, no habíamos tenido tiempo de conectarnos de esta manera. Estaba cansado, pero no tanto como para no querer relacionarme con Alessandro.
Me quité la ropa y corrí al baño para ponerme un lindo conjunto de lencería que Alessandro me compró para nuestro viaje a Irlanda y que no había podido usar. Lo oí entrar en el dormitorio y el corazón se me aceleró un poco en el pecho.
"Rebeca, ¿estás bien?" Llamó a través de la puerta del baño.
"Sí, me estoy preparando para ir a la cama", llamé.
Hizo sonar el picaporte de la puerta. "¿Cómo se supone que voy a cepillarme los dientes aquí?" -Preguntó, aunque parecía curioso, no molesto.
"No creo que debas hacerlo, saldré en sólo un segundo", le aseguré.