—¿Aceptó? —preguntó Bei Tang Qi Meng.
—Efectivamente, aceptó las condiciones de la transacción. Le dije que trajera la Hierba de Lavado de Huesos a Weibei para comerciar de inmediato —respondió Bei Tang Shao Hui.
—¡No! —movió su mano Bei Tang Qi Meng—. Dile que él decida el tiempo y lugar de la transacción, pero cuanto antes, mejor.
—¿Le estamos dejando decidir los detalles de la transacción para que esté tranquilo? —asintió Bei Tang Shao Hui.
—¿Tu cerebro al fin comenzó a funcionar? Sí, necesitamos que tome la iniciativa, así se sentirá más cómodo comerciando con nosotros. Una vez obtengamos la Hierba de Lavado de Huesos, lo mataremos —dijo Bei Tang Qi Meng con un asentimiento satisfecho.
Poco después, Bei Tang Shao Hui recibió otro mensaje. Su rostro cambió mientras transmitía:
—Hermana, insisten en comerciar cara a cara, utilizando la Torre de los Nueve Cielos como garante de terceros. ¿Qué hacemos?
Las cejas de Bei Tang Qi Meng se alzaron ligeramente: