—Qué mocoso tan grosero… —La voz no era alta pero, considerando que vino después de que el joven Elfo chasqueó la lengua, era evidente que quería que todos lo oyeran.
La Guardia que estaba junto a la Princesa Real ahogó sus suspiros, llenos de frustración, y mantuvo su profesionalismo.
La Princesa Evalyne miró hacia el otro invitado y su expresión se agrió, pero no dijo nada para hacer callar al Elfo.
—No creo haberte conocido antes. ¿Qué tal si primero te presentas tú, en lugar de llamar grosero a alguien más? —preguntó Nial, con una expresión amable por fuera.
Por dentro, él también se mantenía tranquilo. No obstante, decidió prestar un poco más de atención a la compañía de la Princesa Real en lugar de tomar sus encuentros a la ligera. Después de todo, la reunión de hoy parecía bastante tensa.