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Lux había luchado en muchas batallas.
Quizás, dos de los encuentros más aterradores que tuvo fueron la batalla contra el Monstruo Abisal que había atacado la Ciudad del Puente Blanco en el Reino de Gweliven, así como el Gusano de la Muerte de Indus que había encontrado en la Mazmorra de Keoza.
En ambas ocasiones, sintió como si no tuviera ninguna posibilidad de ganar contra ellos, y su única opción era escapar lo más rápido que pudiera.
Aunque la Tormenta Elemental que custodiaba el Bosque de los Comienzos era muchas veces más fuerte que la Mantis Berseker Carmesí que acababa de exterminar a todos los Avispones Gigantes Rojos de los alrededores, Lux no sentía que el Monstruo Elemental planeara matarlo.
Sin embargo, esta vez era diferente. Sabía, con cada fibra de su ser, que la Mantis Gigante no tenía intención de dejar que nadie dejara el campo de batalla con vida.