El Segador entrecerró los ojos mientras apuntaba al Medio Elfo que desconocía su inminente desaparición. Tenía una buena posición ventajosa ya que estaba ubicado en una de las atalayas que dominaban el campo de batalla.
Primero se había disfrazado de uno de los Enanos responsables de llevar comida y agua a los defensores antes de infiltrarse en la atalaya. La comida y el agua que había dado a los guardias desprevenidos estaban drogados, lo que los tomó por sorpresa.
No era veneno, pero sí un suero del sueño especial que era suficiente para hacer dormir a aquellos que lo habían ingerido por cinco horas seguidas.
Con cuidado colocó la flecha en su arco y apuntó a su objetivo que estaba a más de seiscientos metros de distancia. El Segador no tenía problemas para apuntarle a alguien a esta distancia debido a sus habilidades de francotirador.