Al día siguiente, Klaus despertó con una mezcla de ansiedad y aprensión. Sabía que enfrentaría las consecuencias de haber faltado a su sesión de entrenamiento con la Señorita Nairn y todavía tendría que explorar el interior de un monstruo más tarde. Aun así, se levantó de la cama y fue al baño común para ducharse y vestirse.
Mientras se arreglaba, Klaus pensó en una excusa plausible para explicar su ausencia. No quería irritar aún más a la exigente coordinadora del departamento de tiro con arco.
En la cafetería, encontró a Andrew y sus otros compañeros de habitación, quienes también estaban preocupados por las posibles consecuencias. Se sentaron juntos y compartieron algunas ideas, tratando de encontrar una solución para enfrentar la ira de la Señorita Nairn. Después del desayuno, Klaus y sus amigos se separaron y fueron a hacer sus clases obligatorias. Cuando finalmente llegó la hora del almuerzo, se reunieron nuevamente para ir al hangar del departamento.