—Déjame revisar mi teléfono y luego podemos regresar a tu escuela —dijo Layla, dirigiéndose hacia donde había dejado su teléfono.
Al verificarlo, descubrió llamadas perdidas tanto de su madre como de Rosa. En lugar de devolver la llamada a su madre primero, Layla decidió devolver la llamada de Rosa.
Cuando Layla marcó el número de Rosa, su hermana menor contestó casi de inmediato, su voz teñida con una mezcla de alivio y urgencia. —¡Oh gracias a Dios! ¿Dónde has estado, hermana Layla?
—Estuve con Rio —respondió Layla, tratando de sonar tranquilizadora a pesar de sus propios sentimientos encontrados.
—¿Es cierto lo que todos están diciendo? —preguntó Rosa con hesitación, su voz temblando.
—¿Qué es exactamente lo que están diciendo, Rosa? —Layla preguntó con suavidad.
—Que... que el abuelo te secuestró y que el hermano mayor Rio luchó contra él para rescatarte —la voz de Rosa estaba llena de preocupación e incredulidad.