*GROOOWLLL!*
Justo cuando los hombres lobo estaban a punto de abalanzarse sobre Kira, un rugido ensordecedor rasgó el aire.
Desde el edificio más grande del área surgió un imponente hombre lobo, parado a siete pies de altura, vestido con una imponente armadura oscura.
Su pelaje carmesí brillaba bajo la luz de la luna de sangre mientras sus ojos verdes oscuros desbordaban pura ira.
La presencia del jefe por sí sola demandaba respeto inmediato y sumisión; cada hombre lobo a la vista.
—¡Jefe Boragor! —corearon, una mezcla de asombro y miedo en sus voces.
El rugido de su jefe no solo detuvo el ataque inminente, sino también sacudió a los hombres lobo encantados de vuelta a la realidad.
Sacudieron la cabeza, desconcertados, sus expresiones cambiando de confusión a sorpresa mientras trataban de comprender el extraño control que acababan de experimentar.
Kira, impasible ante el alboroto, dirigió su mirada hacia Boragor y lo saludó con una sonrisa inquebrantable.