William no se detuvo más y comenzó a recoger pergaminos como si estuviera recogiendo caramelos. Leía los pergaminos, esforzando mucho su mente para memorizar su contenido con solo unas pocas lecturas. Y sin embargo, las cosas no salieron como él había planeado.
De los poco más de cien pergaminos, encontró menos de cinco que hablaran sobre el mundo de los espíritus. Para agregar más a esto, estos pergaminos no estaban relacionados, hablaban sobre diferentes temas acerca de este secreto.
Era un desastre total a sus ojos. Y para resolver esto, o tenía que trabajar más duro, reorganizar la aterradora cantidad de pergaminos en esta gran biblioteca antes de leerlos nuevamente, o sería mejor hacerlo usando su mente.
Ambas eran tareas tediosas, pero memorizar el contenido de todos los pergaminos, regresar a casa, escribirlos y comenzar a organizarlos era mucho mejor que pedir la ayuda de la familia real y perder montones de tiempo aquí.