Cuando William obtuvo un resultado tan decepcionante, comenzó a entrenar sus diversas técnicas. Pasó un día entero entrenando antes de que Angélica finalmente despertara.
—¿Qué? ¿Quieres ver mi cuerpo? —Cuando se despertó, William primero la revisó y se aseguró de que no le pasara nada. Luego habló con ella sobre su deseo.
—No me malinterpretes —rodó los ojos. Un pensamiento extraño cruzó su mente cuando la vio retroceder como si él fuera un monstruo o algo por el estilo.
Imaginó a sus chicas, Berry, Sara, Ro y otras, mirándolo en ese momento. La expresión que imaginó ver en sus rostros lo hizo reír a pesar de sí mismo.
—Mira, conseguí esto después de que salimos —comenzó a desnudarse y quitarse la capa y luego la armadura alrededor de su pecho.
—¡Detente monstruo! —ella se sonrojó, no pudo evitar desviar la cara, cubriéndola con ambas manos.