El Gran Cardenal se levantó lentamente de su asiento, fulminando a Guillermo con la mirada como si viera un fantasma —no tienes ninguna afinidad hacia el destino y suerte. Ya te hemos espiado, y hemos llegado a saber muchas cosas, ninguna relacionada con nuestro negocio y mundo.
—Veamos, tengo un maestro que es bastante competente en esas cuestiones.
—No nos lo creemos —otro Cardenal se levantó—, sabemos que tienes un maestro, pero ella no está aquí.
...
Esta era la primera vez que a Guillermo le atrapaban en su mentira. Esta mentira había funcionado a la perfección frente a cualquier maestro, en cualquier situación, excepto ahora.
—Digamos que estoy dotado de algo de lo que ustedes no saben nada —Guillermo sabía que como mucho podrían espiar pequeñeces relacionadas con él. Si fueran tan poderosos, entonces ya habrían visto a través de todo y no estarían aquí intentando obtener más respuestas a sus interminables preguntas.
—Tú…