—¡Chisporroteo! ¡Chisporroteo!
En la noche negra como el carbón, una poderosa tormenta rugía, iluminando el cielo con hipnotizantes arcos de relámpagos que danzaban a través del oscuro firmamento. Con cada deslumbrante destello, todo el paisaje de las tierras salvajes era bañado en un resplandor sobrenatural, revelando los árboles temblorosos y las distantes montañas.
—¡Rugido! ¡Rugido! ¡Aullido!
Rugidos y aullidos llenos de miedo de los monstruos se repetían por toda la naturaleza, ya que en medio de la tormenta de viento y relámpagos, un pequeño ejército de monstruos negros marchaba hacia adelante matando y destruyendo todo lo que se cruzaba en su camino.