La mujer zorro dorado exhibía una agilidad increíble, rodeando a Rain con gracia, sus pasos resonando en la arena. Mientras continuaba sus movimientos parecidos a un baile, algo extraordinario se desarrollaba.
Era como si se estuviera dividiendo en múltiples versiones de sí misma. Inicialmente, estos duplicados parecían algo transparentes, como espejismos en un desierto abrasador. Sin embargo, con cada momento que pasaba, se solidificaban, volviéndose cada vez más indistinguibles del original.
Rain observaba asombrado, luchando por discernir a la verdadera mujer zorro dorado en medio del mar de copias realistas. Sus ilusiones eran tan convincentes que había llegado a ser casi imposible identificar a la verdadera combatiente en medio de esta cautivadora ilusión. Dejó a Rain perplejo, reflexionando sobre cómo enfrentar esta deslumbrante muestra de habilidad.