El sonido fuerte e intenso de una alarma impregnó la habitación, y cuando cada uno se volvió para ver qué sucedía, instantáneamente vieron la parte de la cabeza de la imagen que representaba a Atticus en la pantalla parpadeando frenéticamente en rojo.
Esta secuencia de eventos fue seguida perfectamente por la forma de Atticus dentro de la cápsula, que de repente se sacudió mientras su cuerpo comenzaba a temblar con intensidad.
—¡Zaratustra! —El grito preocupado y alto de Isabella resonó inmediatamente en la habitación, pero aquel a quien se dirigía ya estaba muy adelantado, pues corría numerosos escenarios posibles en su cabeza, llegando a una conclusión aceptable en menos de un segundo.
—Es el espécimen X. Solo sospechaba que era consciente, pero esto definitivamente lo confirma. Está intentando tomar el control del chico —dedujo Zaratustra con calma. A lo largo de todo el proceso, su expresión calmada no había cambiado ni una vez.