—La piel de Sasha se erizó ante las imágenes que florecían en su mente de su bebé, envuelto en algún tipo de bolsa de silicio y... creciendo. Sin ella. Sin su padre. Sin nada más que personas en batas blancas y con tablillas de anotaciones. Se estremeció. Siempre había querido cantarle a su bebé. Lágrimas picaron sus ojos y parpadeó para contenerlas —¿Cómo puedes saber que es entonces cuando lo... entregarán? —preguntó.
—Porque el proceso es muy preciso.
—¿Y cuando él salga de este... proceso?
—Será criado como cualquiera de las Quimeras—alimentado, hidratado, bañado… pero no tendrá padres a menos que yo te lleve con él.
—Pero lo harán crecer, ¿verdad? ¿Crecer más rápido de lo normal?
—Tratan de no hacerlo porque causa una disonancia entre la mente y el cuerpo —dijo Nick, luego parpadeó—. Espera, ¿cómo sabías?
—Mis preguntas, tus respuestas, Nick. ¿Cómo sacamos a nuestro hijo de allí?
—Necesitarás mi ayuda.