Las dos mujeres cenaron en silencio. Luego, recostaron sus cuerpos sobre la suave hierba y descansaron. El cielo estaba despejado y podían ver millones de estrellas sobre ellas. Era una vista hermosa.
—No tengo a mi madre, creciendo —de repente dijo Kira en voz baja. Aún tenía los ojos cerrados y ni siquiera se volvió hacia Emmelyn, pero era obvio que le hablaba a ella.
Emmelyn no respondió. No sabía qué quería Kira al compartir esta información personal. Así que, simplemente esperó.
—Es triste. Fui criada y crecí entre piratas y me acostumbré a su forma de vida. Muchas veces, deseo tener a mi madre conmigo, para que me enseñe cómo ser mujer y que escuche mis preguntas y... —Kira tomó un profundo suspiro y cuando se dio cuenta de que sus emociones se habían vuelto melosas, rápidamente añadió—. Solo espero que puedas volver con tu hija.
Emmelyn abrió los ojos y se volvió para mirar a Kira. La mujer le había dado la espalda y fingía dormir.