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Emmelyn dejó caer su pluma mientras su mente divagaba hacia el pasado. Pensar en Maxim le hizo soltar un largo suspiro. Le debía tanto a ese hombre por todas las habilidades de vida que ahora tenía.
¿Dónde estaría Maxim ahora? ¿Qué estaría haciendo? Se preguntaba.
Deseaba poder encontrarlo de nuevo y disculparse por haberlo dejado de lado. Estaba en pánico y preocupada por su familia, por eso no intentó buscarlo.
Cuando Emmelyn regresó del mercado, sintiéndose angustiada, Maxim no estaba en el alojamiento. Emmelyn ni siquiera pensó en escribirle una carta para explicarle su situación. Simplemente se fue.
Maxim debe estar muy preocupado. ¿Buscó a Emmelyn durante mucho tiempo? Ahora, ella se sentía realmente culpable.
Espera...
¿Y si...?
—Oh... —Emmelyn se presionó los labios cuando una idea descabellada cruzó su mente. ¿Y si Maxim también se había visto afectado por su maldición?