—¿Estás diciendo que no vienes de una familia acomodada? —Maxim miró fijamente a Emmelyn mientras giraba su carne para que se asara uniformemente—. Eso suena raro. Hablas muy bien, puedes leer y sabes mucho. También tenías un profesor contigo.
—¿No pueden las chicas de clase baja hablar muy bien, tener la capacidad de leer y saber mucho? —Emmelyn desafió al hombre.
Lo decía porque le molestaba que él pudiera adivinar su trasfondo acomodado con facilidad. Quería mezclarse con muchas personas que en su mayoría eran de clase baja, pero parecía que había fracasado en su misión.
Maxim se frotó el mentón y luego negó con la cabeza—. Lo dudo. Incluso en las familias de clase alta que pueden permitirse lo que quieran, las niñas no son una prioridad para recibir educación, y mucho menos las niñas de clase baja. Al menos no en mi país.