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Ocurrió tan rápido que Song Yu Han se vio rápidamente abrumado negando la realidad tras el shock que recibió. Miró fijamente la figura colgando de la viga sin expresión.
Sin embargo, si uno tocara sus manos, las encontraría frías como el hielo.
Eso no era lo que quería ver cuando vino corriendo finalmente a ver a su madre. Trajo todas sus medallas de oro y logros que escribían sus honores como prueba de que se había convertido en el vencedor. Pero, ¿de qué servía todo eso? Cuando la persona a la que quería mostrarle todo solo colgaba inerte frente a él.
La sonrisa que anhelaba…
El calor que extrañaba…
Y la voz que lo llamaba tan suave y tiernamente…
Todo eso fue reemplazado por una mujer pálida y delgada que ni siquiera parecía mejor que un fantasma.