—¿No intentaron las brujas la poción contigo? —preguntó tranquilo el Señor—. Debe de no haberte afectado si aún estás aquí sentado frente a mí —sonrió él.
Él sabía sobre su corrupción. El hombre conocía muchas cosas, lo cual hacía que uno se preguntara cómo sabía tanto. Seguramente, el hombre no estaba lo suficientemente ocioso para saber lo que todos estaban haciendo ya que pasaba su tiempo mayormente en su mansión o yendo a fiestas de té.
No eran muchos los que estaban conscientes de su corazón corrupto.
—Extrañamente, no lo hizo. Supongo que la corrupción no funciona en mí —Damien sonrió de vuelta al hombre para que asintiera.