```
Una mirada hacia su dirección fue suficiente para silenciar a estas mujeres que entonces se apresuraron a inclinar la cabeza, con los ojos taladrando el suelo, los dientes castañeteando y los dedos clavándose en la piel de sus acompañantes.
Zhao Moyao ya sabía quiénes eran, pero decidió mantenerse en silencio. Se ocuparía de ellas cuando estuvieran desprevenidas del tsunami que se les vendría encima y arrasaría con todo a su paso.
Cuando los dos alcanzaron la cima de la escalera de caracol, mostraron el sobre negro con un único sello de cera del Anciano Yang Mujian. El hombre al frente se inclinó profundamente —Bienvenidos distinguidos invitados, por favor permitan que este servidor les guíe hasta el Viejo Maestro Yang.