Pei Qing no pensó que al jalar a Zhao Lifei le causaría una herida tal que ella gritara de dolor.
Al ver que ambas mujeres estaban heridas y manchadas, los sirvientes que estaban observando dudaron ligeramente sobre a quién debían tener compasión. Al final, se compadecieron más de Pei Qing porque aunque no era agradable, era alguien familiar para ellos.
Zhao Lifei, por otro lado, era solo otra mujer rica. Los sirvientes pensaban poco en ella ya que era inevitable ver gente afluente cuando trabajas para un hogar adinerado. ¿Y qué si ella tiene dinero?
Además, parecía ser como cualquier otra heredera cuya riqueza provenía de sus padres. Dudaban que alguna vez tuviera el cerebro o las capacidades para ganar su propio dinero como ellos que tienen que trabajar duro para vivir.
—¡Hmph! Se merece la mancha en su vestido.
—¡Ricos como ella deben ser enseñados a no faltar el respeto a nosotros, los plebeyos!
—¡Espero que sus rodillas estén permanentemente rotas!