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—¡Esto no es aceptable! ¿Cómo puede ella tratar a Qiao Qing de esta manera? ¡Y las acciones de Sun Qinglian son deplorables! —gritó con voz tensa Qiao Chen.
Su tono era firme, y la ira en su voz era palpable. Qiao Chen caminaba de un lado a otro, incapaz de quedarse quieto mientras lidiaba con sus emociones.
—Qiao Qing es mi hermana, y se merece respeto y amor de nuestra familia, no este maltrato —exclamó, con su voz aumentando de volumen con cada palabra—. ¡La osadía de Sun Qinglian de hacer tales cosas a mi hermana, no la dejaré ser! —declaró apretando la mandíbula con fuerza.
—No te preocupes, Yuze ya se ha ocupado de Sun Qinglian. Ella no se atreverá a lastimar a nuestra Qiao Qing nunca más —le dijo Xia Ling a Qiao Chen para que se calmara.