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—Hay un par de cosas más —dijo Stone, recuperándose de su reacción— que son básicamente sentido común. Lamentablemente, conozco a algunos mineros que carecen de él, así que vienen más reglas.
—NO se pongan a golpear las paredes. No me importa si lanzan una rata o veinte contra las paredes. Sus cuerpos deberían absorber la mayor parte del impacto, pero NO empiecen a arrojar todo su peso contra las paredes. Las cuevas son resistentes, y también lo son los soportes, pero los soportes no son perfectos. Si tienen que lidiar con todo el peso de la montaña Y tú golpeándola, podrían ceder. Eso causa problemas para ti, y para el resto de la mina, así que ten cuidado ahí.
—Entendido Stone —dijeron Kamiko y Kat de manera algo sedada, dándole a Stone la oportunidad de recuperarse un poco de sus travesuras.