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La respiración de Neveah se aceleró en un ritmo rápido, miraba hacia arriba a Xenon, sus ojos fijos en los suyos, ese inabarcable pozo de misterio negro que le era tan familiar.
Sus ojos revelaban un torbellino de emociones y Neveah deseaba no entenderlos pero lo hacía... entendía cada uno de ellos.
Sus ojos la tenían cautiva, embrujada, incapaz de apartar la mirada y la intensidad en su mirada parecía no solo estar observándola, sino penetrándola, directo a su corazón tembloroso.
—No me rechaces Veah... no luches contra tu corazón —Xenon imploró en un tono apenas más alto que un susurro.
Cuando hablaba, su aliento acariciaba la cara de Neveah y ella tenía que luchar para mantener la cabeza clara mientras su mente intentaba guiarla por un camino completamente distinto.
—¿Recuerdas? —Xenon dijo de forma arrastrada, su mano moviéndose para descansar en la mejilla de Neveah.