—¿Dónde está Veah? —preguntó Menarx con sospecha.
—Mi señor... —Eidon comenzó pero se detuvo, sin tener palabras que decir.
—¡Dejé claro que no debías dejarla sola! —gruñó Menarx, acercándose a Eidon pero Jian lo detuvo con una mano en su hombro.
—Déjalos hablar —razonó Jian, asintiendo hacia una Estelle que parecía horrorizada.
—Yo... fuimos atacados por un hada oscura. Era poderosa y había dominado el arte del control mental y la magia de sangre... —Dante fue envenenado, confiamos el tesoro a Neveah... —comenzó a explicar Estelle con tono débil.
—¿Hiciste qué? —siseó Menarx.
—Pensamos que podíamos detener al hada oscura pero nunca apareció, debe haber ido directamente tras Neveah... —Nos apresuramos aquí esperando encontrarla aquí, pero... ¡lo siento, mi señor! —Estelle sollozó aferrándose a Dante mientras observaban a Menarx con cautela.
La mirada de Menarx estaba encendida con furia, mordió su labio con fuerza para calmarse y evitar hacer daño a alguien.