Los ojos de Neveah estaban entrecerrados en concentración, fuertes vientos aullaban a su alrededor, señalando el comienzo de una tormenta.
El frío viento cortante azotaba su cabello mientras Menarx volaba sobre el bosque a una velocidad cegadora,
Neveah se agachó para navegar por los turbulentos vientos que habían comenzado en el mismo momento en que tomaron vuelo.
Era difícil ver muy lejos, las sombras cantadas por las hadas oscuras parecían seguirlos por todos lados y el aullido del viento tampoco ayudaba.
—Está oscuro, afírmate bien —pensó Menarx para Neveah mientras avanzaba hacia delante con aún mayor velocidad.
Pronto alcanzaron a Casiano y apenas se habían alejado una corta distancia del campamento cuando Neveah divisó una silueta en la distancia.
Era una masa de sombra que se movía tan rápido, que Neveah no estaba ni siquiera segura de haber visto algo en absoluto.