Cuando Bing Shui miró la expresión inocente y atónita de Tang Li Xue, la apariencia de Tang Li Xue se superpuso con la pequeña figura de su pasado.
Los ojos de Bing Shui se llenaron de lágrimas, repletos de anhelo y tristeza.
Ella, de manera inconsciente, extendió su pata y acarició suavemente la cabeza de Tang Li Xue.
—Lo siento... Todo es mi culpa... —murmuró Bing Shui con un tono lleno de dolor y culpa.
Tang Li Xue inclinó la cabeza, confundida.
Tang Li Xue pensó que Bing Shui se disculpaba con ella a causa del malentendido anterior, así que respondió con un tono reconfortante:
—Está bien. No es culpa tuya en absoluto.
Bing Shui se despertó de su ensueño por la respuesta de Tang Li Xue.
Retiró su pata de la cabeza de Tang Li Xue de mala gana y le dijo:
—Ahora entiendo por qué Bing Yi está tan unida a ti.
Tang Li Xue frunció el ceño y planeó preguntarle a Bing Shui sobre lo que acababa de decir.