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Keira se levantó emocionada en un instante, lista para hablar, pero Taylor estaba aún más agitado que ella. Se sentó directamente en la cama del hospital y comenzó a llamar —Shirley, Shirley... ¿puedes oírme?
Los ojos de Taylor estaban rojos, y las lágrimas llenaban sus ojos como si estuviera a punto de llorar.
Keira apretó los labios y no dijo nada, todavía mirando fijamente a la señora Olsen. Sin embargo, sus ojos solo se movieron ligeramente antes de detenerse de nuevo, como si volviera a quedarse dormida.
Keira frunció el ceño.
Taylor también se mostró desconcertado —Shirley? ¿Shirley? Despierta...
La señora Olsen permanecía inmóvil.
Keira sintió vagamente que algo no estaba bien. Dio un paso hacia adelante, solo para ver que Taylor estaba aún más en pánico que ella, e inmediatamente presionó el botón de llamada en la pared.
Muy pronto, entró el doctor en la habitación.