Gabe salió corriendo de la casa, muy lejos de su acostumbrado meticuloso ser, su habitual comportamiento compuesto destrozado por el peso de la culpa y la incertidumbre que le acosaban.
En los últimos días, se había devorado de todo tipo de culpa, atormentado por dudas que roían en los bordes de su consciencia. La persistente pregunta persistió: ¿había cometido un error irreversible?
A pesar de todo el arrepentimiento y las preguntas sin responder, había llegado a una conclusión. Cualquier tiempo que había pasado con Arabelle, cualquier esperanza de un futuro pacífico estaban ahora en el pasado. Su viaje juntos llegó a su fin. Incluso si ella todavía era la chica con la que había pasado el último año, y amado toda su vida, no podía retenerla allí. Y si el último año había sido un acto de su parte, entonces... sus ojos se endurecieron sin piedad.