"Los ojos de Antonio se abrieron de miedo al mirar al enorme perro que estaba parado en la entrada. El perro más parecía un lobo y en ese momento mostraba sus dientes hacia ellos, con los labios retraídos furiosamente. Tiraba de la correa, queriendo atacar y Antonio comenzó a temblar en su asiento.
Sin embargo, fue la reacción de Sara la que fue aún peor. Se alejó de Antonio y del taburete en el que estaba sentada, poniendo la mayor distancia posible entre ellos. Con los ojos desenfrenados, se frotaba los brazos y se rascaba la ropa como si intentara deshacerse de ella.
Los ojos de Demetri se estrecharon satisfechos mientras preguntaba:
—Pensé que era muy valiente de tu parte interponerte en el camino de este perro para salvar a Nora. Qué desinteresado. Pero ¿qué es esto? ¿Estás acurrucado en un rincón ahora? ¿Y si se suelta la correa del perro? Atacará a Antonio. ¿No vas a salvarlo?
En lugar de responder a su pregunta, Sara lloró en voz alta mientras gritaba: