(Desde la Perspectiva de Blue)
—Tía no suena mal en absoluto. Tienes razón. Deberías llamarme como es correcto —dije.
—Su Alteza, Su Gracia, el duque, y el Señor Abel están aquí —informó un caballero.
—Oh, él realmente está aquí...? —murmuró Calix, sorprendido—. Su Alteza tenía razón.
—¿Correcto? —Reí—. Tráiganlos aquí. Estoy tomando té con mi sobrina, así que no puedo irme. Ellos deben venir aquí.
—¿Abel es el hijo del duque? —preguntó Ava.
—Lo es —asentí—. ¿Quieres hablar con él? Quizás ustedes dos podrán llevarse bien.
—No, no creo... ¿A él le gusta la tía?
—¿Que le gusto? No lo sé —dije—. Quizás sí, o quizás no.
—Su Gracia, el duque, y el Señor Abel están aquí, Su Alteza —declaró el caballero que los guió aquí.
—Buenas tardes, Su Majestad. Lamento venir aquí tan repentinamente. Envié una carta solo hace una hora. Fui inconsiderado.