—Fue un buen día hoy. Mi esposa había ido a encontrarse con Luc. Estaba seguro de que ella pasaría un buen rato. Aunque me costaba admitirlo, Luc sería una buena compañía para ella por el momento. Me hubiera gustado pasar más tiempo con ella, pero como era el rey, no había oportunidad para eso.
Su caballero también era confiable. Ezequiel era joven, pero fue el primero que llamó mi atención en el campo de entrenamiento. Juró protegerla a toda costa y era leal. Después de pensar un poco, decidí que sería mejor si ella tuviera un guardia con ella. Había pensado en asignar más guardias para ella, pero no sería una buena elección. De esa manera, ella atraería más atención y peligro al mismo tiempo. Además, Ezequiel solo era perfectamente capaz de protegerla.
Él no hablaba si no era necesario. No era algo malo. Sólo necesitaba cumplir con su deber.