Cuando Kathleen se alejó con Jason, Linda vio al Alcalde de pie no muy lejos de ella y sus ojos se iluminaron con esperanza como alguien que acaba de ver a su salvador.
Se levantó y mientras se acercaba a él, el Alcalde extendió su mano e hizo un abrupto gesto de detención, haciendo que Linda se detuviera en seco.
—Estoy segura de que ya me odias, pero…
—No necesito tus explicaciones —interrumpió el Alcalde.
—Pero…
—¿Qué quieres decir? ¿Que pensaste que yo te amaba y eso me haría creer cualquier explicación que quisieras dar por tus actos vergonzosos? —burló el Alcalde—. ¿Alguna vez te dije que te amaba?
Linda inclinó su cabeza avergonzada al recibir un estremecedor golpe de realidad. Él nunca le había dicho que la amaba, ni siquiera había usado el término más común "gusto" para describir lo que sentía por ella, más bien ella era la que siempre lo pensaba así por sus constantes cumplidos y el cuidado que le brindaba.