"¡Bruja! —exclamó Monica con sus manos en la boca—. ¿Qué haces aquí?—exigió.
Los ojos de Felicia se posaron en Monica por un breve segundo y aunque se sintió ofendida por el insulto que le lanzaron de inmediato, decidió reprimir su enojo mientras sus ojos se desplazaban para mirar a Erika, quien ya la estaba fulminando con la mirada.
—¿No te sorprende verme, mi queridísima archienemiga? —preguntó con la voz más dulce que podría poner la piel de gallina a cualquiera. Cuando Erika no le respondió de inmediato, siseó. —Tsk tsk tsk, y aquí estaba pensando en cuán fuertemente nos íbamos a abrazar al vernos. Parece que no me extrañaste tanto como pensé que lo harías.
—¿No escuchaste su pregunta? —preguntó Erika, su puño apretado con fuerza al ver a Felicia, la mujer que siempre quería traerle problemas—. ¿Qué haces aquí? —repitió la pregunta de Monica.