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76.74% Si, bueno... este no es un buen mundo / Chapter 95: ELIMINANDO LA MALDICIÓN

บท 95: ELIMINANDO LA MALDICIÓN

*Ding, ding, ding*

[Conociste a Keitaro Gentoga, protagonista del anime/manga 'Dark Gathering' obtuviste 1 punto del sistema adicional]

[Conociste a Yayoi Hozuki, protagonista del anime/manga 'Dark Gathering' obtuviste 1 punto del sistema adicional]

[Conociste a Eiko Hozuki, personaje principal del anime/manga 'Dark Gathering' obtuviste 1 punto del sistema adicional]

El sistema comenzó mostró una serie de mensajes justo cuando Touko regresó con su nieto y las dos chicas que lo acompañaban.

"Yuuma-kun, este es mi nieto" – la sacerdotisa trató de estar tranquila, pero era evidente que estaba un poco ansiosa – "¡Vamos Kei-chan, preséntate como es debido!"

"No tienes que tratarme como un niño abuela" – el nieto de Touko murmuró con un poco de pesar – "Hola, mi nombre es Gentoga Keitaro, es un gusto conocerte"

Keitaro estaba un poco nervioso en esto momentos, y no era para menos, pues lo que su abuela le había dicho hace unos instantes lo tomó totalmente desprevenido.

¿Era realmente cierto que este tipo frente suyo podría curar su maldición?

Esto era algo difícil de creer para el muchacho.

Para el muchacho, en cuestiones relacionadas con el ocultismo, su abuela era alguien que estaba por encima del resto, pues no solo era la sacerdotisa principal del templo del cual derivaba su familia materna, sino que era una exorcista conocida en el mudo sobrenatural. 

Aun así, ella no podía hacer nada con respecto a la maldición que lo aquejaba.

Sin embargo ¿Este chico de apariencia normal era capaz de hacerlo?

Cuando fue maldecido, no solo adquirió la capacidad de ver cosas sobrenaturales, sino que también pudo ver la cantidad de energía espiritual que las personas podían emitir.

Del grupo de tres que previamente estaban con su abuela, eran las dos chicas las que mostraban una gran aura de energía, similar al aura que rodeaba a su abuela, por lo que no sería difícil creer que ellas estaban relacionadas con el tema de lo sobrenatural.

Pero su abuela le dijo, muy rápidamente y a manera de susurro, que era el muchacho el que tenía una gran cantidad de energía espiritual que ni siquiera podía imaginar.

¿Acaso la percepción de su abuela se había atrofiado?

Mientras Keitaro tenía todo un debate mental sobre si creer o no las palabras dichas por su abuela, Yuuma miraba tranquilamente al chico, sin ninguna perturbación en su rostro.

"Hola Keitaro-kun, como tu abuela lo dijo, mi nombre es Miyamoto Yuuma, un gusto conocerte. Ellas son mis alumnas Miko y Hana"

"Hola, ni nombre Yurikawa Hana, un gusto conocerlos"

"Mi nombre es Yotsuya Miko, un gusto conocerlos"

Las dos dichas saludaron cortésmente, al mismo tiempo que se ponían al lado de Yuuma, como si buscaran sentirse a buen recaudo cerca de su sensei.

Y no era para menos, pues ahora su sentido espiritual era, por mucho, mejor que el de cualquier chaman, sacerdote o espiritualista promedio, por lo que sentían bastante la presión proveniente de la mano del muchacho y del muñeco en forma de alienígena que la niña sostenía en sus manos.

"¡Hola~! mi nombre es Hozuki Eiko, y esta pequeña niña es mi prima Hozuki Yayoi"

"Hola a todos, soy Yayoi"

Eiko, con una sonrisa, se acercó a la niña y la tomó de los hombros mientras la presentaba. 

Al igual que Keitaro, estaba un poco nerviosa en estos momentos debido a lo que la sacerdotisa había mencionado, pero trataba de mostrarse relajada.

Yayoi, en cambio, miraba detenidamente a nuestro protagonista, con esos ojos en forma de calavera, como si tratara de ver algo en él.

Ahora que estaba más cerca, ella podía ver que las dos chicas llamadas Hana y Miko tenían una gran cantidad de energía espiritual, similar a la que tenía la abuela de Keitaro. No obstante, el chico alto y fornido frete suyo parecía ser una persona completamente normal, sin un ápice de energía.

Si hubiera sido en otro momento, Yayoi no le habría prestado mucha atención. Pero la abuela del santuario había dicho que él era capaz de curar la maldición que su nieto tenía en la mano, por lo que este chico frente suyo tenía que ser alguien especial.

Pero por más que forzaba su mirada, Yayoi no podía captar nada fuera de lo común, y eso la confundía.

Yuuma, por otro lado, había visto que de las tres personas que acababan de llegar, esta niña era la que más llamaba su atención, por lo que le dedicó una rápida mirada.

'¿Humh? ¿Esta niña tiene Policoria? No… sus ojos tienen forma de… ¿calavera? Joder, ¿Por qué los mangakas se obsesionan tanto con los ojos? no me extrañaría que esos ojos tuvieran algún poder oculto'

"Esa es una mano muy asombrosa eh, igual a la de la chica" – Yuuma le sonrió a Keitaro y a Eiko, haciendo que la pareja se pusieran un poco tensos. Luego, miró a la niña – "Igual que el peluche que llevas en las manos pequeña señorita"

"¡!"

Por un momento todos se quedaron en silencio.

¡Keitaro y Eiko no dijeron nada, pues el secreto que ambos compartían fue puesto al descubierto tan fácilmente!

Y es que, la compañera que se vio envuelta en el mismo caso de maldición junto a Keitaro hace dos años fue Eiko, quien tenía esa misma maldición, en menor medida, en su mano izquierda.

Yayoi no dijo nada, pero su curiosidad y confusión por Yuuma aumentó mucho más que antes.

Touko, por su lado, esperaba que Yuuma se diera cuenta de la maldición que su nieto y Eiko tenían. Pero lo que la sorprendió fue escuchar que el peluche de la mocosa extravagante era algo que llamó la atención del muchacho.

¿Acaso ese peluche tenía algo dentro?

"Puedes verlos?"

Luego de un tiempo sin que nadie dijera nada, Yayoi habló finalmente habló.

"Sip, si puedo"

"¿Puedes utilizar técnicas espiritualistas señor profesor?" – la niña volvió a preguntar.

"¿Señor profesor? Jajaja, me haces sentir viejo si me dices así, solo llámame por mi nombre" – Yuuma contestó amenamente – "No soy alguien versado en las técnicas de los chamanes o espiritualistas, pero tengo una habilidad innata de eliminar cosas sobrenaturales"

"¡¿Puede eliminar cualquier cosa sobrenatural?!"

En este momento fue Keitaro el que habló un poco efusivamente.

"Mientras no sea más fuerte que yo, puedo eliminarlo fácilmente, como esa maldición en tu mano, o el espíritu en el peluche de la niña. No obstante, no haré nada de eso sin ningún motivo"

"¡E-Eso es…!"

Keitaro ya estaba sintiéndose un poco más ansioso e inquieto que antes, pero por un motivo diferente.

Antes se sentía un poco inseguro, pues creía que este chico frente suyo podría estar burlándose, por así decirlo, de su abuela. Como no emitía nada de energía espiritual, podría ser que estuviera mintiendo con respecto a sus capacidades.

Pero ahora, las cosas parecían ser completamente diferente.

No solo pudo ver la maldición que estaba en su propia mano, sino que vio la que estaba en la mano de Eiko. Su abuela le dijo que solo le dijo sobre la afección de él, por lo que el notar la maldición en la mano de la muchacha probaba su capacidad para ver cosas sobrenaturales.

¡Pero lo más importante, y lo que hizo cambiar de opinión a Keitaro fue escuchar que incluso pudo ver el espíritu sellado en el peluche de Yayoi, cosa que ni su abuela había podido detectar!

Y por si fuera poco, dijo que podía eliminar a seres que no sean más fuertes que él, lo que significaba que… ¿era más fuerte que el fantasma de Yayoi?

¡Si eso era verdad, sería una locura, pues Keitaro había sido testigo de la fuerza destructiva que ese fantasma podía ejercer!

Yayoi no dejó de mirar a Yuuma, pero ahora en sus ojos había una especie de brillo.

"Yo vine el día de hoy para ayudar a mis dos alumnas con el despertar de su energía, y al conversar con Touko-san me comentó tu caso. Ahora que puedo verte de cerca, tengo la confianza de eliminar la maldición de tu mano. Dime ¿Quisieras que lo haga?"

"¡Y-Yo…!" – Keitaro estuvo a punto de aceptar inmediatamente, pero luego recordó que no era el único con esa afección – "¿Crees que puedas ayudar a Eiko también?"

"Kei-kun! N-No tienes por qué-"

"¡No!¡Fue mi culpa que tu estuvieses envuelta en ese evento paranormal hace dos años! Si esta es una oportunidad para quitarnos esto, quiero que tú también lo hagas Eiko"

Keitaro no dejó que Eiko siguiera hablando y expresó sus sentimientos, dejando a la chica en silencio.

"Si tú crees que es mejor… lo haré" – luego de un momento en silencio, Eiko finalmente respondió.

"Yuuma-san, ¿crees que podrás ayudarlos a los dos?"

Touko intervino, pues no quería que Yuuma se exigiera demasiado y que fracasara en su intento de ayudar a su nieto y a su amiga. Ella sabía que él era muy fuerte, pero dentro de la historia del sintoísmo, muchos grandes y poderosos sacerdotes se perdieron así mismos al sobrepasar sus límites.

"No se preocupen, conozco mis límites" – Yuuma respondió tranquilamente – "Con la preparación adecuada, todo saldrá bien"

"¡Entonces, por favor, ayúdanos Yuuma-san!" – Keitaro hizo una señal de agradecimiento.

Keitaro y su abuela eran los más entusiasmados con las palabras de Yuuma, pues esto era algo que habían buscado desde hace tiempo. 

Yayoi no dijo nada más en este momento, pero estaba deseosa de ver que era lo que este sujeto podría hacer por Keitaro.

Miko y Hana se habían quedado al margen de todo esto, pero también estaban deseosas de ver qué es lo que su sensei haría para eliminar ese espectro que colgaba de la mano del chico.

Solo Eiko, quien había intentado enmascarar sus expresiones bajo una fachada de emoción, internamente estaba mostrando una emoción de molestia y disconformidad.

Y para el ojo experto de Yuuma, esto no pasó desapercibido.

.........…..

 

"Bien, todo está listo. Si quieren decir algo o retirarse es el momento para hablar" – con mucha calma, Yuuma habló, sin recibir una respuesta de inmediato.

Dentro del edificio principal del santuario, la tensión podía sentirse en el aire.

No solo estaban Eiko y Keitaro, quienes eran los que iban a ser liberados de sus maldiciones, sino que estaban varios de los sacerdotes menores que pertenecen al templo de Awamiya, quienes estaban alrededor de todo el lugar mientras adoptaban una posición de meditación y cantaban algunos mantras budistas.

Incluso Touko, la sacerdotisa principal, estaba vestida completamente con su atuendo ceremonial, cargada con todos los rosarios y talismanes que podía usar, dirigiendo el canto del resto de sacerdotes.

"Por mi parte no hay problemas" – Keitaro, quien estaba recostado en suelo con la mirada hacia arriba y los brazos extendidos en posición de una cruz, habló con gran determinación luego de un tiempo en silencio.

"No… tampoco tengo problemas" – Eiko, quien también estaba recostada boca arriba en el suelo de madera, respondió con un tono bajo, como si fuera más bien un murmuro.

Como ambos tenían los brazos extendidos, la mano derecha de Keitaro estaba a solo unos centímetros del de Eiko, como si estuvieran a punto de tocarse.

No tenían guantes puestos, por lo que la maldición que los aquejaba era fácilmente visible, dejando a muchos sorprendidos o curiosos al ver esas extensiones filiformes blanquecinas en ambas manos.

Estos sacerdotes menores sabían que la sacerdotisa principal trataba la maldición de su nieto, y que necesitaba mucho tiempo para hacerlo regularmente. Solo ahora veían con sus propios ojos la naturaleza de esta maldición.

No obstante, solo aquellos con una capacidad tan grande para discernir el mundo sobrenatural como Yuuma, Hana y Miko podían tener una idea de lo que en verdad significaba esta maldición.

Los dos estaban vestidos con unas túnicas especiales de color blanco, parecidas a kimonos, las cuales eran utilizadas por los miembros del santuario para realizar celebraciones espirituales.

Alrededor de la pareja, un gran circulo había sido dibujado por Touko, el cual estaba adornado por varias decenas de talismanes y sellos sagrados que los espiritualistas comúnmente utilizan en sus rituales de exorcismo como una barrera de contención.

¡Touko no escatimó en gastos y utilizó todos los recursos que su templo tenía a disposición para este momento!

Esto no era algo necesario de hacer si se lo preguntaban a Yuuma ya que no serviría de nada, pero no se opuso a la sugerencia que la sacerdotisa hizo, pues estaba un poco curioso en conocer algunas cosas sobre los diferentes rituales del sintoísmo.

"Bien, empecemos"

Yuuma se acercó a los dos chicos, se arrodilló y tocó ambas manos comprometidas.

'Bueno, bueno, es hora del espectáculo'

[Control de energía interna-nivel 5: ¡Activada! -5 MP/min]

[Control de Matrices-nivel 2: ¡Activas! -5 MP/min]

*¡Wooosh!*

¡Cuando la Energía Interna de Yuuma ingresó al cuerpo de los dos chicos, una gran reacción ocurrió, expulsando una gran cantidad de energía espiritual por todos lados!

*¡Boom!*

Esa energía se chochó contra una especie de barrera que se había formado desde los talismanes dispersos en el circulo que Touko había dibujado.

"¡E-Esa cantidad de energía… es impresionante!"

"¡La barrera sagrada de Awamiya con las justas puede contenerlo!"

"¡No puedo creer que exista una maldición que pueda emitir esa cantidad de energía espiritual tan enorme!"

Los sacerdotes menores comenzaron a gritar sorprendidos al ver la magnitud de la energía que había sido expulsada, pues nunca en sus vidas presenciaron algo como esto.

Ellos estaban acostumbrados a tratar con espíritus o maldiciones menores, nunca con algo tan anormal y aterrador como lo que estaban viendo en estos momentos.

"¡Todos concéntrense, si nos distraemos debilitaremos la barrera!"

En ese momento, la voz de Touko sacó de su ensoñación a la mayoría de sus sacerdotes menores, quienes se sintieron avergonzados por haberse distraídos y reanudaron sus canticos.

¡No obstante, Touko también había sido tomada por sorpresa, pues no esperaba esta gran reacción y liberación de energía espiritual!

Dentro de todas las enseñanzas que había heredado de los espiritualistas de la antigüedad, la barrera sagrada de Awamiya era un tesoro invaluable, algo que estaba un poco por encima incluso de importancia que la espada sagrada.

Desde el primer momento en el que su nieto fue maldecido, Touko supo que su propio poder era insuficiente para exorcizar dicha maldición, pues de lo poco de poder que podía sentir, era lo suficiente como para los huesos.

E incluso si usaba todos los recursos de su templo, como la barrera sagrada, no podría lograr erradicar el mal que aquejaba a su nieto. Si bien tenía seguridad en la funcionalidad de dicha barrera, no tenía la misma confianza en soportar la reacción de la maldición.

Y es que, por todos los años que llevaba en el negocio, Touko sabía que las maldiciones o los espíritus malditos siempre tienden a reaccionar cuando se les intenta exorcizar.

'¡No puedo creer que él pueda soportar toda esa energía tan directamente, y sin embargo parece que no le está haciendo daño!'

La sacerdotisa vio como Yuuma estaba arrodillado, con los ojos cerrados, sosteniendo las manos de Keitaro y Eiko, completamente inmóvil y con un rostro imperturbable, como si nada lo afectara. Solo su ropa parecía haber sufrido daños, estando rota en varios lugares, pero su piel se veía indemne.

Aunque recién lo había conocido, tenía confianza en que el muchacho soportaría la reacción y sobreviviría, pero sus expectativas fueron superadas al ver que él parecía no sufrir daños.

¿Qué tan monstruoso este tipo?

'¡Concéntrate Eiko, debes ayudar con todo lo que puedas!'

Luego de perderse mentalmente, la sacerdotisa se concentró y comenzó a cantar sus mantras con más fuerza, ayudando a sus sacerdotes menores.

Mientras estos sucedía en el exterior de la barrera, en el interior las cosas estaban yendo un poco diferente.

*Ding, ding, ding*

[Sanación – nivel 2: ¡Activada! -15 HP/min]

[Control de energía interna-nivel 5: ¡Activada! -5 MP/min]

[Control de Matrices-nivel 2: ¡Activas! -5 MP/min]

[Creación de matrices protectoras: -5 MP/min, por dos à -10 MP/min]

[Creación de formación de aislamiento-nivel: -10MP/min]

'Je, sabía que esto podría ser doloroso, pero no tanto' – Yuuma murmuró mientras sonreía irónicamente – 'Sistema, ¿Lograste evaluar el nivel de esta maldición?'

[Evaluando datos… catalogando…Procesando… operación terminada]

[Maldición de Rango Alto, titulada como 'Demonio de las mil lamentaciones'. Es una maldición parasitaria producida por el espíritu de un espíritu de Rango S, el cual vio en Keitaro una aura prometedora para que pueda crecer la maldición. La energía pura emitida es suficiente como para volar todo el santuario, y zonas aledañas en un radio de treinta metros. Fuerza bruta de impacto de aproximadamente 45kPa, la fuerza de cuarenta y cinco hombres promedio]

'¡Jajaja, así que esto es lo que puede hacer un espíritu de Rango Alto!¡No esperaba menos!'

La información que el sistema le mostraba, así como las notificaciones de todas las habilidades que se estaban activando en este momento, hacían que Yuuma sonriera con de emoción.

Antes de que toda la energía saliera disparada, Yuuma construyó tres formaciones con su propia Energía Interna: dos de ellas envolvieron los cuerpos de Keitaro y Eiko, y la otra se extendió por el suelo y abarcó toda el área delimitada por el circulo que había dibujado previamente Touko.

Esta última formación tenía por función contener y evitar que la energía espiritual saliera disparada por todos lados y destruyera completamente el edificio, solo dejando que un poco cantidad de energía se filtrara.

¡Esta poca energía filtrada era lo que en verdad estaba siendo contenida por la barrera sagrada de Awamiya!

Yuuma podía contener completamente toda la energía emitida, pero quería darles a los sacerdotes reunidos una especie de participación, como para que no se sintieran inútiles.

<¡FUERA DE AQUÍ HUMANO!>

Desde el momento en el que emitió su Energía Interna, supo que obtendría una respuesta violenta de la maldición que tenía presa la mano de Keitaro.

Y los horrendos bramidos que podía escuchar en su mente, provenientes de dicha maldición, así como la cantidad de energía emitida, eran prueba de que n ose había equivocado.

Esos gritos transmitían una serie de emociones negativas y desagradables que intentaban invadir la mente de Yuuma para consumirla y llevarlo a la locura. Si fuera cualquier otra persona, ya haría sucumbido a la oscuridad y habría muerto mentalmente.

[Resistencia mental-nivel 3: ¡Activada! -1 MP/min]

'Hey, deja de meterte donde no te llaman insecto'

Sin embargo, los esfuerzos por parte de dicha maldición fueron inútiles cuando Yuuma activó otras de sus habilidades.

<¡HAAAAGH!¡MALDITO HUMANO!¡MUERE!>

Mientras la maldición seguía lamentándose y lanzando salvajemente toda su energía espiritual acumulada en formas de ataque, Yuuma lo contenía mientras poco a poco iba sumergiéndose en el interior de la maldición.

Mientras su mentes estaba dividida en mantener la formación contenedora, las barreras protectoras y pasar todas las defensas espirituales de la maldición hasta encontrar su Núcleo, Yuuma no tenía mucho tiempo para preocuparse por sus propias heridas.

¡Y es que la presión con la que la energía emitida por la maldición era algo deformaría varias placas metálicas de acero templado y despedazaría horriblemente a un ser humano!

Si bien nuestro protagonista tenía una fuerza corporal que equivaldría a casi sesenta humanos promedios, aun recibía daño por la fuerza con la que la energía lo golpeaba de lleno.

No obstante, el que Yuuma no se protegiera no era por que fuera masoquista ni nada por el estilo, pues no le era imposible cubrirse con su propia Energía Interna para reducir parcialmente el daño.

Yuuma aprovecharía que esta maldición estaba limitada, sin poder hacer nada más que emitir energía espiritual, para recibir directamente el ataque y experimentar que tipo de lesión podía causar dicha energía.

Nunca se había enfrentado a un ser poderoso, y sabía que cuando llegara el momento, esos seres no serían tan amables como para solo emitir energía sin ningún tipo de ataques elaborados.

Este era un método ortodoxo de experimentar de primera mano el impacto de energía espiritual, pero valía la pena, pues comprobaba que, a pesar de recibir daño, sus habilidades lo recuperaban casi de inmediato.

Y con esto a futuro podría entender la naturaleza de este tipo de energía, sino también elaborar algunas contramedidas no solo para él mismo, sino para sus mujeres.

'Veamos, ya casi, ya falta poco… un poco más…¡Sí, bingo!"

Luego de varios minutos, Yuuma encontró por fin el Núcleo que conformaba la esencia de la maldición, sintiendo mucha curiosidad por todos los patrones y matrices que rodeaban su superficie.

'Bien, es hora de que llevemos a cabo la segunda parte de mi plan' – Yuuma murmuró para sus adentros – 'sistema, seguiremos los parámetros establecidos anteriormente, prepárate para extraer y almacenar esta maldición'

*Ding, ding, ding*

[A la orden mi señor, preparando para extraer y contener dentro su espacio de almacenamiento]

Una serie de patrones comenzaron a aparecer alrededor de Yuuma, los cuales simulaban una serie de posiciones de manos, como su estuviera haciendo unos sellos manuales.

¡De pronto, una gran formación rodeó las manos de Keitaro y Eiko, y poco a poco comenzó a extraer una sustancia grisácea y llena de vellosidades!

<¡¿QUÉ HACES MALDITO HUMANO?!>

De todas las cosas que Touko les contó en el tour que les dio más temprano, una de ellas llamó la atención de Yuuma, y esa fue el saber que se podia sellar espíritus en muñecas para contener la energía negativa que emitían.

Touko le dijo que esa era una práctica que el templo Awamiya llevaba a cabo en ciertas fechas para ayudar a las personas a olvidar los malos recuerdos del pasado, pero que en realidad servía para atrapar a malos espíritus que aquejaban a las personas.

Por ello, antes de comenzar el ritual, Yuuma le había pedido a Touko que le enseñara algo sobre los ritos sintoístas dedicados a la contención de los espíritus negativos con el pretexto de que, si no podía eliminarlo, al menos los sellaría en cualquier otro objeto.

Esto lo hizo ya que le causó mucha curiosidad el ver que una niña como Yayoi podía contener dentro de un peluche a un espíritu realmente fuerte.

No sabía exactamente, pero si una niña podía hacer eso, no sería imposible para él ¿verdad? No perdía nada intentándolo.

¡Y al parecer, estaba teniendo resultados!

<¡HAAAAGH!¡NO SIGAS HUMANO!¡SI LO HACES, EL CHICO MORIRÁ!>

La maldición comenzó a soltar bramidos furiosos, pero se podía escuchar ligeros rastros de nerviosismo en ellos. Justo en este momento, sintió que su esencia era arrancada poco a poco del alma del chico con el cual había pasado los dos últimos años.

'El mocoso no morirá, así que deja de decir estupideces, nata te salvará de ser mi nuevo conejillo de indias… me divertiré mucho desentrañando todos tus secretos'

<¡NOOOO!¡SI LO HACES, MI PADRE TE MATARÁ DOLOROSAMENTE!¡EL TIENE PLANES CON ESTE MUCHACHO!'

Los gritos de la maldición comenzaron a hacerse más fuertes, así como más desesperados. Poco a poco sentía como el alma de Keitaro, su fuente de alimentación, se alejaba cada vez más, y se sumergía en la oscuridad total.

Como maldición la oscuridad no debía asustarlo para nada… pero lo que podia sentir dentro de esa oscuridad era algo que hacía temblar toda sus existencia.

'Je, si tu creador viene por mí, con gusto lo esperaré'

¡Y con estas palabras, la maldición fue arrancada de golpe!

*¡Booom!*


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