Catorce años después.
Chu Tianye, ahora de veintidós años, deambulaba por la escuela mientras respondía a una llamada telefónica.
Tras haber saltado varios grados, acababa de obtener su doctorado en finanzas.
Actualmente se estaba preparando para atender algunos asuntos en la empresa.
Al otro lado del teléfono, Lu Cheng hablaba:
—Joven Maestro, si la empresa va a salir a bolsa, hay requisitos para el representante legal. Dada su corta edad, es difícil convencer a todos. ¿Qué tal si se casa?
Chu Tianye puso los ojos en blanco y replicó:
—¿Por qué casarse? ¿Tengo que encontrar una mujer para que compita conmigo por la fortuna familiar? ¡De ninguna manera!
Lu Cheng intentó persuadirlo: