Los ojos de Alicia se arrugaron en confusión. No esperaba esas palabras saliendo de la boca de Ezequiel. Se quedó visiblemente desconcertada mientras lo miraba como si intentara descifrar un enigma.
A pesar de que siempre supo que era inútil intentar averiguar algo de su rostro impasible, Alicia aún lo intentó y, como se esperaba, falló.
Agarrando la empuñadura de su espada, Alicia se armó de valor al hablar. —¿Es esto realmente lo que querías? —preguntó. Esta sería la última vez que le preguntaría. Si todavía no recibe respuesta, entonces...
Mientras esperaba, el latido del corazón de Alicia resonaba contra su pecho a medida que pasaban los segundos. Se dio cuenta de que realmente no tenía más opción que decidir ahora si seguir confiando en él o no. El oscuro cielo gris retumbó una vez más mientras un golpe de rayo alcanzaba un árbol a metros de distancia de ellos.