¡No, no, no, no, qué estaba pasando? ¡Esto no está bien! —reflexiono mientras me volvía a ver a Ravenna, quien estaba sentada en el trono de manera relajada, con las manos apretadas juntas—, ¡haciendo que pareciera una reina malvada!
¡Bien, al carajo con esto! —avancé hacia donde estaba sentada—. ¿Qué demonios, Rivera? ¡Este no era el trato!
—¿Ah, no? —Ravenna parpadeó inocentemente hacia mí mientras yo gruñía hacia ella.
—Tiré mi espada al suelo. —Será mejor que me mates ahora, ¡porque no voy a pelear!
—Sí, Arianne, pensé que dirías eso —ella dice con un puchero antes de chasquear los dedos y los guardias trajeron inmediatamente a Yasmin, Kiran, Aurora y Dahlia.