Después de visitar a Di Tao, de abusar de ella, las chicas abusan de mí. Unas más que otras. Las gemelas de las que más. Adorables rencorosas. Lia Qin es de las que menos. Apenas hace un amago. No se atreve a más. Todavía no ha sido corrompida por las demás. Y acaba cayendo en el placer.
Tras un extenuante y placentero ejercicio, tengo una cita a la que acudir. Lo he prometido. Así que me voy hasta la cabaña de Fen Huan. Allí me esperan ella y Pen.
–¿De verdad te la vas a llevar? Podría habértela preparado. ¿Qué planeas?– se queja Pen. Aunque hay más bien curiosidad.
–Es una sorpresa. ¿Qué vas a hacer tú?– le pregunto.
–Iré con Lang'er y Liu'er. Tenemos que preparar una trampa contra ti. Uy. ¿No debería haberlo dicho?– hace como si hubiera metido la pata. Aunque su malvada sonrisa me indica que lo ha dicho queriendo.
–Mala… Te acompañamos, nos viene de paso– ofrezco, besándola en la mejilla.
–¿Solo la mejilla?– se queja, a lo que sigue un largo y húmedo beso.
–Y ahora me dejas a medias…– vuelve a quejarse, sensualmente –¡Ay!
Se ha ganado un pellizco. El plan es llevarme a Fen Huan a mi cabaña. Y pasar la noche con ella como "premio". Por esta vez, sola.
–Ya estoy– aparece Fen Huan, sonriendo. Se la ve muy ilusionada.
–Vamos. Seguro que estáis deseando deshaceros de mí– se queja Pen.
–Ja, ja. No sabes cuánto– me burlo –¡Ay! ¡No hacía falta pellizcarme!
Se esconde detrás de Fen Huan. Quien sigue caminando como si nada. Haciendo como que no se ha dado cuenta.
Suspiro. No puedo perseguirla. Estamos en la secta. Y hay gente caminando aquí y allá. Aunque no tarda mucho en volver caminar a mi lado. En cogerme del brazo. A diferencia de Fen Huan. Que siempre se muestra una tanto distante en público.
–Que os divirtáis– se despide Pen cuando llegamos frente a la cabaña de mis pervertidas.
–Ah, Kong. Pasa también un momento. Quiero enseñarte algo– pide Bei Liu cuando nos recibe.
–Claro– me adelanto.
Fen Huan y Pen entran detrás.
–¿Por qué está tan oscuro?– se extraña Pen.
–––¡¡Felicidades!!––– exclamamos todos a la vez.
–¿Eh…? ¿Cómo?– se queda Pen anonadada.
–Felicidades. Un año viviendo juntas– la felicita Fen Huan, tímidamente, cogiéndola de las manos.
–Voso…tros… Sois lo peor… Mira que hacerme… esto…– la abraza Pen, con lágrimas en los ojos.
–Y tú… Malo… Me has engañado del todo…– me abraza a mí poco después, emocionada.
–Venid a mis brazos, traidoras– se dirige a las demás, después de besarme, con las mejillas húmedas.
A pesar de sus palabras, las abraza con mucho cariño. Una a una. Y no es la única emocionada. A Yan Xiulan casi se le escapan las lágrimas. A duras penas las contiene. Bei Liu y Bi Lang ni intentan contenerse. Con Yawen, se abrazan un buen rato. Han compartido mucho en el pasado. Y amenaza a Tai Feng si no la cuida bien, entre risas. Algo le dice a Ye Bi, pero no alcanzo a oírla. Esta se ríe.
Se vuelve a emocionar cuando vienen Ai, Shu y Ken. Solo les da tiempo para pasarse un momento. Pero es suficiente para ellas.
Sai y sus hermanas querían venir, pero les ha sido imposible. No pueden dejar su entrenamiento. Y tampoco tienen precisamente libertad de movimientos. Aún son esclavas. Por mucho que su trato sea mucho mejor. Le han enviado un papel con un lazo. No sé qué pone. Pen ha sonreído.
Luego se queja de los regalos. Diciendo que solo es una esclava. Que no deberíamos gastarnos dinero en ella. Pero no le queda más remedio que aceptarlos.
Y por supuesto, después de la fiesta, de las risas, de los bailes, de los juegos, hay una segunda fiesta privada para unos pocos.
–Se suponía que hoy eras para Huan'er– se recuesta Pen en mí, agotada. Su cuerpo desnudo contra el mío.
–Le he prometido que cuando acabe el torneo. Mayor recompensa cuanto más lejos llegue– le susurro al oído.
Aunque las otras tres no creo que me oigan. Ya están durmiendo. Tumbadas sobre la cama. Desnudas. Después de una dura y placentera batalla sin cuartel.
–Je, je. Un buen incentivo. ¿Quizás también tendríamos que hacerlo contigo?– propone, sugerente.
–¿Oh? ¿Y cuál es mi premio?– me muestro interesado.
–Mmmm. Creo que lo tendré que discutir con ellas. Espéralo con ansias– asegura, sensual.
Me besa levemente en los labios. Se recuesta en mi pecho. Cierra los ojos. Feliz cumpleaños.
—————
Por la mañana, Pen es la primera en despertarse. El sonido de sus gemidos mientras me monta acaba despertando a las demás.
–¡Traidora!
–¡Aprovechada!
Solo Fen Huan no dice nada. Aunque nos mira sin duda esperando su turno. Me costó convencerla de que no era un problema. Que mi combate era a última hora de la mañana. Que estaría en buenas condiciones. Que no era la primera vez.
Claro que, una vez convencida, fue la primera en tirarse a mis brazos.
–¡Aaaaahh! Quien madruga Kong la ayuda… ¡¡Aaaaahhhh!! La ayuda bien al fondo… Es culpa vuestra por ser tan dormilonas… ¡¡¡AAAAaaaaahhhHHH!!!!– no se muestra Pen culpable ni por un momento.
Sus abundantes pechos no dejan de botar. Imposibles de resistir. No puedo evitar estirar mis manos para cogerlos. Estrujarlos. Retener su salvaje movimiento por unos momentos. Y añadirles un poco de qi.
Me encanta su elasticidad. La punta un poco más dura que forman sus pezones. Como mis manos se marcan en ellos. Mientras su vagina parece querer absorberme. Envuelve mi miembro. Que roza sus paredes cada vez que sube y baja. Llenándome de placer. Sus gemidos indican que no solo a mí.
Sus dedos se entrelazan con los míos. Se inclina para reclamar mis labios con los suyos. Por la noche, fue al revés. Se está resarciendo. Totalmente apasionada.
Tiembla toda ella cuando se corre. Pero tan solo se detiene por un instante. Me mira desafiante. Y enseguida empieza a moverse. A pesar de estar visiblemente sensible. ¿O quizás por ello?
Aunque lo hace más despacio. En círculos por un rato. Poco a poco, sus movimientos vuelven a ganar intensidad. A la vez que sus jadeos. Está cerca de su límite. Esta vez, no me contengo. Cuando toda ella se estremece, me rindo también al placer. Llenándola. Llegando al límite con ella. Disfrutando con ella.
Se deja caer sobre mí. Sus pechos deformándose suavemente al apretarse contra el mío. Sus manos soltándome. Las mías cerrándose en su espalda. Abrazándola.
Se incorpora un poco cuando recupera el aliento. Me besa apasionadamente. Me sonríe.
–¡Eh! ¡Deja de acapararlo!– se queja Bei Liu
–¡Nos toca!– exige Bi Lang.
Ninguna de las dos están enfadadas o impacientes. Solo lo hacen ver. Es parte del juego. No actúan hasta que Pen las provoca.
–¡Ni hablar! ¡Es mío! ¡No pienso dejarlo ir!
–¡Qué te lo has creído!
–¡Ahora verás!
Medio riendo, la empujan. Apartándola de mí. Incluso le tiran un par de almohadas. Pen se ríe. Fen Huan las mira sin intervenir. Curiosamente, en este tipo de situaciones, es algo tímida.
–¡Ahora es mío!
–¡No! ¡Me toca a mí!
–¡Piedra, papel, tijera!
–¡Esta vez ganaré yo!
Sorprendentemente, necesitan tres rondas para que Bi Lang gane. Bei Liu se queda mirando su mano cerrada con los mofletes hinchados.
–Eres mío– Bi Lang se pone sobre mí, sensual.
Me besa apasionadamente. Mientras su entrepierna frota mi miembro. Sin dejarlo entrar. Provocándome otra erección
–Mira como está. Eres un pervertido– me acusa, mirando hacia abajo.
–Y lo dice quien está empapada– le devuelvo la acusación.
Ella me saca la lengua. Y luego la pasa por sus labios. Seductora. Sin dejar de mirarme, se levanta un poco y coge mi pene con la mano. Lo coloca bajo su vagina. Y baja poco a poco sobre él. Metiéndolo hasta el fondo. Mientras se muerde el labio. Y un leve gemido se le escapa.
–¡Aaah! Ya está en casa…– asegura con lujuria.
–Bésame– le pido.
–Consentido– me acusa.
Aunque no por ello deja de consentirme. Me besa mientras se mueve despacio. Su cuerpo apretado al mío. Siento su calor. Sus pequeños pechos contra mí. Sus manos sobre mi pelo. Su lengua enfrentada a la mía.
Luego, se separa. Se incorpora. Y comienza a acelerar. Mirándome con pasión desde lo alto. Ardiente. Ansiosa de placer. Moviéndose salvajemente.
A veces es más dulce. Ayer noche fue muy sumisa. Hoy está realmente excitada. Tras cada uno de los tres orgasmos, vuelve a cabalgarme sin compasión. Fogosa. Preciosa. Su cuerpo desnudo totalmente expuesto. Irresistible. Un festín para mis ojos.
Como Pen, acaba sobre mí tras su cuarto orgasmo. Llena. Saciada. Y acaba siendo empujada por su amiga cuando se niega a apartarse.
Bei Liu también me cabalga. Pero mucho más cariñosa. Menos salvaje. Apasionada de otra forma. Nuestros cuerpos frotándose continuamente. Nuestros labios desgastándose de tantos besos.
Pen y Bi Lang la acaban empujando entre risas.
–Pareces una lapa. Suéltalo de una vez.
–¿Se ha echado pegamento? No hay forma de sacarla.
–Noooooo. Es míoooooo.
Son unas exageradas. ¿Uh? ¿Alguien está chupando mi miembro? Es Fen Huan.
Cuando está erecto se pone sobre mí. Me pide permiso con la mirada. Al fin y al cabo, soy su amo. Sonrío. Asiento.
Se muestra extremadamente dulce. Cabalgándome y con muchos besos. Parecido a Bei Liu. Quizás, inspirada por ella.
Le gusta que la domine. Que la torture. Pero a veces, también muestra su lado más dulce. Ayer por la noche la sodomicé dos veces. Y llené también su vagina. Mientras la tenía inmovilizada bocabajo contra la cama. Y fui relativamente suave comparado con otras ocasiones. Cuanto más sometimiento y dolor, más suele excitarse.
Ahora, sin embargo, muestra otra faceta. Cariñosa. Sedienta de mimos.
La beso y acaricio. Mientras ella es la que se mueve. Con suavidad. Sin prisa. Muy íntima.
Lo hacemos tan lento, que las demás se acaban quejando cuando acabamos. Provocando que Fen Huan se sonroje bastante. Le avergüenza mucho más que cuando es sometida o torturada. Sin duda, tiene un carácter un tanto especial.
—————
Me sorprende la visita de Jiao cuando estoy descansando en mi cabaña. En teoría preparándome para el combate. En la práctica, charlando con las chicas. Que están criticando todos y cada uno de mis errores en los anteriores combates. Ahora que todas han podido revisar las grabaciones. No tienen piedad. Aunque se lo agradezco. Quizás, así pueda corregirlos y mejorar.
–Te ha salvado, pero no por mucho tiempo– ríe Liang antes de que las devuelva a todas.
Abro. Se queda esperando fuera. No parece que quiera pasar.
–Hola. ¿Qué te trae por aquí?– salgo a recibirla.
–Me han pedido que te trajera una carta– me entrega un sobre.
Cojo el sobre. Bueno, más bien, su brazo. La atraigo hacia mí. La beso. Sin que oponga ninguna resistencia.
–¿No quieres pasar?– la tiento.
–No… No puedo– se niega, bajando la mirada.
La vuelvo a besar. Y la dejo ir reluctante. Tampoco parece que ella se quiera ir. Mira un par de veces hacia atrás cuando se va. Pero sigue siendo una esclava. Por mucho que su ama la considere una amiga.
Abro la carta. Hay varios tipos de letras distintas. Me temo que Sai, An y Dandan han escrito su parte. Lo que más me sorprende es su contenido. Mi siguiente rival pertenece a su facción. Hay una descripción de sus técnicas. De sus puntos débiles. De sus hábitos de combate. La última línea es un tanto inesperada:
"PD: Es un capullo. Si puedes destrozarlo, hazlo. Te recompensaremos bien."
No sé qué les ha hecho. Aunque sé que varios han actuado con arrogancia y desdén hacia ellas. Aunque los hay que han querido seducirlas. Llamo a las chicas. Les doy la carta.
–¿Qué opináis?– les pregunto.
–Interesante. Podíamos aprovechar esto– dice Song señalando al papel. No lo veo desde aquí.
–Aunque esto otro también es interesante. Es arriesgado, pero…– murmura Shi.
–Ya veo por dónde vas. ¿Crees que Kong será capaz?– interviene Liang.
–No sé, es un poco torpe. Quizás deberíamos intentar algo más sencillo– se suma Yi.
–¡Si hasta Wei podría hacerlo!– se extraña Shun, alzando a su niña.
–We zedlo– dice la niña. Es un encanto.
–Sin duda– asiente Hong, divertida.
Vale. Se están riendo de mí. Al menos en parte. Yu se aguanta la risa ante las palabras de la niña. Ma Lang mira hacia otro lado.
–¿Alguna sugerencia para un torpe guerrero?– pregunto resignado.
Se sonríen. Otras se ríen. Pero no tardamos en planear posibles estrategias.
La verdad es que no sabía mucho de mi adversario. Esta carta me resulta muy útil. Tendré que agradecérselo. Mis opciones de ganar aumentan bastante. Aunque no sé hasta dónde. Al menos, sé un poco más a qué atenerme.