Llego a la cabaña de mis pervertidas mientras estoy mirando de reojo a Hong. Está dentro de la Residencia, inspeccionando con detalle su nueva hacha. Es un "regalo" del enemigo de la noche pasada. Está bastante ilusionada. La que tiene es de Génesis. Una de las que obtuvimos en la expedición cuando aún era un esclavo. Esta es de Alma, por encima de su cultivación. Aún no la puede usar bien. Aunque eso no le impide limpiarla y acariciarla. ¿Debo tener envidia?
Aparte del hacha, no obtuvimos nada importante. Algunas armas de nivel más bien bajo y poca calidad. También algunas monedas. Nada relevante.
Cuando abren, descubro que mis pervertidas no están solas. Pen, Fen Huan, Yan Xiulan e incluso Ye Bi están allí.
–¡Llegas tarde!– se levanta y me abraza Bei Liu.
–Cinco minutos antes de la hora que quedamos– protesto, abrazándola dulcemente. Es delicioso el calor de su cuerpo y la suavidad de su piel.
–¡Pero eres el último!– llega también Bi Lang.
–Eso es porque habéis conspirado contra mí– me quejo, mirándolas acusadoras.
–Qué bien las conoce– ríe Pen.
Fen Huan asiente.
–Ja, ja. Os han pillado– también ríe Ye Bi.
Yan Xiulan sonríe tímidamente.
–¿Qué tal fue en ese evento?– Be Liu se interesa con curiosidad.
–¿Qué ha pasado?– se extraña Pen antes de que pueda contestar.
No puedo evitar sentirme enfadado por lo que pasó ayer. Supongo que lo ha visto en mi cara
–Dai Quon me traicionó y me llevó a una trampa de Dai Fen. Tuve suerte de salir con vida– confieso. No les puedo ocultar nada. Bueno, excepto un pequeño detalle sobre una Residencia y quienes están dentro. O que puedo ayudarlas a cultivar…
–¡Hijo de cultivadora maligna!– exclama Bi Lang.
–¡Voy a matarlo!– se levanta Fen Huan.
–No puedes hacer nada dentro de la secta. Déjamelo a mí– la detengo, cogiéndola del brazo.
Ella me mira. Está furiosa, pero asiente. Además, nada puede hacerse por ahora. Solo ha sido un arrebato de furia. Aunque me conmueve. Cuando acaben las preliminares, me aseguraré de tratarla bien. O muy mal.
–¿Estás bien?– se preocupa Yan Xiulan.
Puedo ver en su rostro la sinceridad de sus palabras. Es adorable.
–Sí, lo estoy. Dejemos eso, no quiero hablar de ese traidor ahora. ¿Queréis ir al evento luego? Me pasé ayer. No había mucha gente, pero hoy habrá bastante más. Por lo que vi…
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Al final, Fen Huan y Ye Bi han dicho que igual irán cuando acaben sus preliminares. Las demás No parecen muy interesadas. Aunque mis pervertidas y Pen me han hecho prometer que iré a verlas luego. Que me quedaré toda la noche. ¿Cómo podría no aceptar?
Mientras vamos hacia donde son los combates, me paro para hablar con Ye Bi. Hay algo que tengo que pedirle.
–Se me olvidó decírtelo. Aquellas gemelas usaron los talismanes que les hiciste. Estaban muy satisfechas. Me han pedido si podías hacerles un par más.
–¿De verdad? ¡Claro! Dime, ¿cómo fue?– pregunta realmente interesada.
Eran sus primeros talismanes de ese tipo. No estaba segura de cómo saldrían.
–Dijeron que, de algún modo, resonaron. Que el ataque era quizás tan potente como alguien en la cuatro de Alma– le explico.
–¡Bien! ¡Ja, ja! ¡Funcionaron bien! ¿Tienes su sangre?– me pide.
–Claro. Aquí está– le doy un par de frascos –¿Mismo precio?
–Por supuesto. Ya que me dejan practicarlos, no se lo voy a subir. Aunque no sé si los podré hacer durante el torneo– se disculpa.
–No te preocupes. Cuando puedas. Me pidieron que te diera las gracias. Pasara lo que pasara, parece que les fue muy útil
–Oh. Ahora tengo curiosidad. ¿Sabes algo?– me mira con interés.
–Ya hemos llegado. Me voy hacia la zona de combate. ¿Vienes, Xiulan'er?– cambio de tema.
–Cobarde…– me critica Ye Bi en voz baja, divertida.
–Ah… Claro…– acepta mi joyera.
La acompaño hasta su plataforma. Y me quedo con ella charlando. Aún no le toca. Al menos, ahora podemos hablar normalmente. Sin que se sonroje demasiado.
–¿No tienes que ir a la tuya?– me pregunta.
–Aún hay tiempo. Déjale que se confíe un poco– aseguro.
Ella asiente. Su mirada es un tanto extraña. Aparte de timidez, también hay preocupación. Sabe lo que ha pasado. ¿Quizás no controlo mi expresión y mi voz tan bien como creía? Puedo sentir el odio contra mi supuesto amigo dentro de mí.
Sobre la plataforma, está Dai Quon. Tranquilo. Esperando a su oponente. A mí. Sin duda, cree que estoy muerto. Así que le dejo que lo piense un rato más. Mayor será la sorpresa.
–Hasta luego– me despido de mi joyera.
–Ten cuidado– me pide ella.
Sonrió y asiento. Me vuelvo y camino hacia la tarima.
–Estudiante Kong, último aviso– anuncia el árbitro.
–Es una pena que no pueda venir. Estaba deseando cruzar nuestros bastones. ¿Dónde se habrá metido?– oigo decir a Dai Quon.
¡Maldito hipócrita! Miro de reojo a las gradas. A mis pervertidas les cuesta contenerse ante sus palabras. Aunque me guiñan un ojo cuando me ven aparecer y mirarlas. A las demás, las veo apretar los puños o los dientes. Las gemelas están grabando.
–Si tantas ganas tienes, ¿qué tal si empezamos?– respondo, mientras subo a la plataforma.
Quería parecer tranquilo. Pero no puedo esconder la ira en mi voz. En mi mirada.
Él abre la boca para decir algo, pero ningún sonido sale de ella. Su rostro palidece. Incluso da un paso atrás. Ni que hubiera visto un fantasma.
–¡Empezad!– anuncia el árbitro, que parece impaciente. Diría que me ha mirado mal. Apenas he llegado un poco tarde…
Normalmente, los dos deberíamos tomar nuestras posturas. Observar al rival. Movernos con cuidado. Pero Dai Quon está demasiado asustado. Así que yo avanzo hacia él paso a paso. Con el bastón sobre el hombro.
Si pudiera, lo mataría aquí mismo. Lástima que sea casi imposible. Puede haber muertes "accidentales" si un ataque es demasiado poderoso. Si sobrepasa el escudo, que está creado para repeler ataque de la etapa uno.
Debería hacerse con qi de la etapa dos, y con una técnica potente. Lo primero podría hacerlo, aunque no sé si justificarlo. No hace tanto que llegué a la uno. No debería tener tanto acumulado de la dos. Además, perdería parte del esfuerzo en mi cultivación.
Al menos, eso es lo que se supone. En realidad ya estoy en la etapa dos. Claro que no puedo mostrarlo. Ni matarlo delante de tantos testigos. Ni siquiera sería fácil darle una paliza. Aunque sí puedo asustarlo. Que viva con temor. Y esperar una oportunidad más adelante. No lo voy a perdonarlo por su traición.
–No… No te acerques…– implora, aterrado.
Igual sí que piensa que soy un fantasma. Es hasta gracioso. A ver que hace…
–Nunca voooy a perdonaaarte…. Aunque teeenga que volveeer de la tuuuumba…– le aseguro.
Lo hago en voz baja. Intento que suene tenebroso. Lo suficiente para que me oiga él, pero no los espectadores. Quizás el árbitro, pero tampoco es un gran problema.
–¡¡¡AAaaaaaah!!!– grita aterrado.
Me lanza el bastón y sale corriendo. Tropieza al caer por el borde de la plataforma. Golpea de morros contra el suelo. Dolorido, se levanta a toda prisa y sigue corriendo.
–Vencedor, Kong– anuncia el árbitro, tras unos segundos de vacilación. Evidentemente, no entiende qué ha pasado.
Tampoco lo entiende la mayoría del público. Ni el resto de participantes de mi grupo. Aunque sí ciertas estudiantes que están en las gradas.
Bi Lang se está tapando la boca. Con la otra mano en el estómago. Retorciéndose de la risa. Bei Liu no está mucho mejor. Fen Huan se muestra seria, pero aprieta los labios, resistiendo la tentación. Ye Bi y Pen se apoyan la una en la otra, sin dejar de reír.
Veo que Yawen les pregunta algo. Supongo que está extrañada. Ha venido con Tai Feng. Se ha sentado junto a ellas.
Tanto ella como él parecen enfadados cuando escuchan la respuesta. Asumo que se lo han contado todo. Tendré que asegurarme de que no se metan en problemas. Es asunto mío.
En cuanto a las gemelas. Se están esforzando mucho en no reírse. Tienen la boca tapada con la mano. Sin duda, lo han grabado todo.
De hecho, otros también han empezado a reír. Ha sido bastante absurdo y cómico. Aunque el odio que siento por él me impide hacerlo a mí. Me lo quedo mirando hasta que desaparece. ¿No volverá? Si no acude a los combates sin justificación le puede caer una sanción. Mejor.
–¿Qué ha pasado? ¿No erais amigos?– se acerca Jian'er.
Me pregunta con timidez. Y preocupada. Me cae cada vez mejor. Lástima que ya tenga alguien que le guste. ¿¡En qué estoy pensando!?
–Eso creía. Pero ayer casi me matan por su culpa, me traicionó. Creo que él pensaba que estaba muerto– le confieso en voz baja.
Ella me mira incrédula Quizás piense que estoy bromeando. Sin embargo, no lo estoy. Creo que se da cuenta. Y abre mucho los ojos.
–Ya… Ya veo… ¿De verdad hizo algo así?– quiere confirmar.
–Sí. Yo tampoco lo esperaba.
Poco después, se despide de mí. Le toca. Pierde en no mucho tiempo. Aunque al menos ha conseguido intercambiar un par de golpes. Recibe una ovación del público. Le han cogido cariño. Vuelve a ponerse muy roja.
La verdad es que ha mejorado desde el combate contra mí. Bueno, más bien el entrenamiento. Al menos, lo intenta. Si practica un poco, podría ganar algún combate el próximo año. Como Xiulan'er. Parece que va a ganar otro.
Tiene la iniciativa. Ni siquiera necesita utilizar las joyas. Lo supera poco a poco. No dejándolo acercarse. El otro empuña una espada. Necesita aproximarse, pero no puede superar la alabarda. Se ve obligado a retroceder una y otra bien. Sofocado. Sin darse cuenta de que está al final de la plataforma. Cuando pisa el borde, pierde el equilibrio. Mi joyera solo tiene que empujarlo. ¡Bien hecho!
Sus "fans" la vitorean más que a mí. Ella no las mira. No ha servido de nada que les pidiera que fueran menos ruidosas. Puede que incluso lo contrario. Se avergüenza. Pero también asoma una sonrisa preciosa en sus labios.
Puede que su adversario no fuera muy diestro, pero hubiera sido imposible para ella hace unos meses. Ha mejorado bastante con solo unas pocas prácticas. Bueno, no sé cuánto habrá entrenado por su cuenta.
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Mi siguiente combate es contra el que lleva una lanza. Es menos diestro que Song. Aunque le he visto utilizar alguna técnica que ella no tiene. No se mostró muy interesada en aprenderla. Al menos, no de momento.
Está centrada en dominar las técnicas actuales. Y en su lanza. Por alguna extraña razón, su arma ha mejorado. Creemos que es como mi bastón. No sabemos por qué ha sucedido. ¿Quizás la Residencia? Lo raro es que no ha ocurrido con ninguna más. Debe de haber alguna condición que ignoramos.
–¡Empezad!– anuncia el árbitro.
Mi adversario ataca enseguida. Con su lanza apuntando directamente a mi estómago. ¿Quiere tomarme por sorpresa?
Golpeo su arma de arriba a abajo con el bastón. Con bastante qi añadido. Vibrando con Golpe Estremecedor. Forzándola a bajar. A llegar hasta el suelo. Rápidamente, piso la punta con mi pie.
Es una táctica que me funcionó con Song una vez, solo una. Ahora, es imposible sorprenderla así. Quizás después de algunas fintas. Si es que ella no consigue sorprenderme primero.
A mi adversario, lo he cogido por sorpresa. No es muy difícil estirar de la lanza. Pero vacilar un segundo puede ser fatal.
Mientras está demasiado sorprendido para decidir qué hacer, mi bastón se alarga gracias a Bastón Fantasma. Demasiado tarde se da cuenta del golpe que llega por el costado. Con mi arma rotando a gran velocidad. El impacto lo empuja una par de metros.
Ha soltado la lanza. Le doy una patada para enviarla fuera de la plataforma. Él se levanta rápido algo dolorido. Ya es demasiado tarde. Se da cuenta de que ha perdido el arma. Se queda con la boca abierta. Me mira acusador. Suspira.
–Me rindo– se resigna.
Nos saludamos. Me mira.
–Me has pillado bien. La próxima vez, te daré más guerra– amenaza.
–Lo estaré esperando– lo reto.
Sonríe, mostrando sus dientes. Me ofrece la mano. La acepto. Me aprieta un poco como venganza. Pero sin llegar a querer hacerme daño. Salimos charlando amistosamente. Parece buen tipo. Aunque, después de la experiencia con Dai Quon, no me resulta fácil confiar en él.
He ganado todos los combates hasta ahora. Me quedan tres. El próximo, lo más probable es que lo pierda. Aunque quiero enfrentarme a él para saber cuál es la diferencia. Cuánto tengo aún que mejorar.
Es uno de los favoritos para ganar el torneo en la etapa uno de Alma. Aunque no el máximo. El quinto favorito parece ser.
El siguiente combate, después del descanso, debería poder ganarlo con facilidad. Estoy convencido de poder resistir las técnicas de seducción. Más me vale. Las chicas me han amenazado si no es así.
El último es complicado. Seguramente, mi rival y yo nos jugaremos el pase en ese combate. No creo que él pierda ninguno más. No será fácil. Pero tengo confianza en mis posibilidades. Por ahora, me toca esperar a que acaben los demás combates de mi grupo.