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56.01% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 135: Cinco qis

บท 135: Cinco qis

Ning se ha convertido en una fuente de información muy interesante. Es diferente a los esclavos. Estos están en todos lados. Pero no pueden entrar en contacto directo con los estudiantes. Muchas veces, les es imposible escuchar sus conversaciones. Sobre todo, completas.

Por su parte, los clientes de Ning quieren presumir de lo que saben. Ella se ríe de ellos. Además, habla con las otras prostitutas. Y prostitutos. Comparten los chismes que les cuentan los clientes. Se divierten así.

Gracias a ello, he confirmado que Zhi Mu y su hermano quieren vengarse. Uno de los clientes se vanagloriaba del dinero fácil. Por avisar si yo salía. Al parecer, trabaja parcialmente como vigilante de una de las salidas. Uno de los muchos trabajos para ganar algunos puntos.

Había otro más, un mercader. Por eso las compañeras de Ning se han interesado. Preguntándose por qué me vigilan. Investigando por pura curiosidad. No ha salido el nombre de ninguno de los dos hermanos. Pero sí algunas pistas. Rubio y con unos dientes menos. No me quedan muchas dudas.

Me lo cuenta entre gemidos. Mientras la tengo sobre la cama. Mirándome. Le cojo sus piernas levantadas y abiertas por los tobillos. Mientras las follo. Mientras absorbo su yin para templar mis músculos aumentados con yang.

Ahora tengo un poco más a mi disposición. Aparte de la madre de Hai, he acabado de pulir a Rong. Sus enormes pechos. Su abundante y redondeado trasero. Su rostro suavizado. Achatando su nariz. Reduciendo un poco sus orejas. Haciendo ligeramente más pronunciados sus labios y mejillas. Abriendo más sus ojos.

Por ello, puedo absorberle todo su yin. Le volví a preguntar si quería algún cambio. Negó con la cabeza. No estoy seguro si le gusta. O no se atreve a decir lo contrario. O es demasiado orgullosa como para pedir nada.

Me cuesta acabar de entenderla. Obedece, pero es reservada. No expresa sus pensamientos. Y sigue sin ser plenamente leal.

Después de llenar a Ning, vuelvo a practicar con los qis en el bastón. Ya consigo consistentemente circular cinco puntos de qi a la vez. Mañana iré a buscar un manual básico de movimientos. Ya había estudiado uno tiempo atrás. Pero el instructor recomendó otro. Uno que unifica movimientos y qi.

–¡Mierda!

Se me ha descontrolado todo el qi al intentar el sexto. Del segundo al tercero no hubo mucha diferencia. Fue un proceso de práctica. Igual al cuarto o al quinto. De hecho, cada vez más rápido. Pero ahora parece haber un obstáculo. Como un muro que me impide ir más allá.

El instructor mencionó algo. Que a partir del sexto se necesitaba una mayor densidad de qi. Supongo que tendré que esperar a alcanzar la siguiente etapa.

Me merezco un descanso. Y he gastado mucho qi. Así que llamo a las chicas. Me interrogan para asegurarse de que he entrenado. Reconozco que ayer me distraje un poco. Se ríen cuando les pregunto si ellas han entrenado duro. Sé que hoy algunas se lo han tomado con cierta calma. ¡No es justo!

Claro que no puedo enfadarme cuando me rodean con sus cuerpos desnudos. Cuando todas sus manos acarician mi cuerpo. Cuando me besan.

–Cómo premio por tu trabajo duro– me susurra Liang al oído.

Puedo sentir su cálido aliento acariciar mi oreja. Luego es su lengua. Sus labios. Al otro lado está Song. Mordiéndome el lóbulo. Las gemelas juegan con mi pelo. ¿Me están haciendo trenzas? Lang y Shun con mi torso. Shi y Wan han ido directas a mi miembro. Extraña pareja. Antes me ha parecido que sorteaban algo. Empiezo a sospechar que a mí.

No puedo sino rendirme a sus caricias. A sus besos. A sus húmedas vaginas. A sus risas. A sus juegos, que me tienen como víctima. Mientras absorbo algunos de sus yin. Mientras lleno a algunas con mi yang. Mientras las ayudo con su cultivación y meridianos.

Hay que decir que tienen sus meridianos completamente abiertos. Ya no puedo mejorarlos más. Aseguran que absorben y circulan el qi mejor. Yo mismo lo comprobé, aunque solo tenía un meridiano que tenía que tratar. El primero.

Todos hemos tenido que aprender a disimularlos. Por si acaso. Falta Shun. Pero está en su lista de cosas a hacer. Apenas ha empezado a cultivar. Un par de meses. Aún le cuesta un poco controlar su qi. Estaba un tanto abrumada al principio. Ha sido todo muy rápido para ella.

La última es Liang. Hace unos días llegó a la etapa siete. Pronto llegará al nivel de las otras. No pueden pasar de la nueve hasta que yo llegue a la dos.

Mientras las otras descansan, charlan, o nos critican entre risas, ella se mueve con suavidad. Me besa. Me recuerda que tengo que tratar bien a Sai y sus hermanas. Después iré a verlas. Ha venido Jiao a avisarme.

Se aseguran de bañarme minuciosamente. Quizás, si no se rieran, se hubiera notado menos que estaban jugando conmigo. También entre risas, me ayudan a vestirme. Consigo que me deshagan las trenzas. Al final le dejan a Lang. Sigue empeñada en ser nuestra sirvienta. Dice que le gusta ayudar. Aunque no se libra de entrenar. Entiendo cómo se siente. A mí también me animan a entrenar. Aunque también entiendo a las otras chicas.

Tengo varios enemigos. En cualquier momento podría estar en peligro. En cualquier momento podría necesitarlas.

—————

–Lo siento– se disculpa Meixiu tras abrir la puerta y dejarme pasar.

Me quedo un momento confundido. Sai está en la cama con Jiao. Se giran y me saludan. ¿Qué ha querido decir? Antes de que pueda preguntar, dos sombras se lanzan sobre mí. Me tiran al suelo. Oigo a las demás reírse.

–Con que esas tenemos… Os voy a tener que dar una lección– amenazo a Dandan y An.

Están encima de mí. Riéndose de su travesura. Cojo a An por sorpresa de la nuca. La acerco. Fuerzo mi lengua es su boca.

–Ah…– gime suavemente cuando la suelto. Me mira con clara excitación.

–¡Eh! ¡Yo también me merezco una lección!– protesta Dandan.

Todas se ríen. La cojo en brazos. Se ruboriza. La llevo hasta la cama. La puerta se cierra tras de mí. Supongo que ha sido Meixiu. No tardamos en estar los seis sobre la cama. En desaparecer nuestras ropas. En nuestros cuerpos entrelazarse. En besarnos. Acariciarnos. En que los gemidos llenen la habitación. El aroma de nuestros cuerpos sudados. En que volvamos a entregarnos al placer.

Las tres hermanas dicen que necesitan consolidar su cultivación. Que el mes que viene igual pueden subir. Ahora que lo dicen, nunca he necesitado consolidarla. Bueno, quizás cuando llegué a la etapa uno de Génesis.

Lang dijo algo hace unas semanas. Que ya no lo necesitaba. Estaba sorprendida. Claro que fue solo un pensamiento en voz alta. No le hicimos mucho caso.

Las inspecciono cuando estoy dentro de ellas. Entre embestida y embestida. Intentando no dejarme llevar demasiado por el placer.

Lo único extraño que puedo notar son sus meridianos. Los que han abierto son más débiles. Como si no estuvieran del todo formados. Supongo que eso es consolidar la etapa. Circular el qi hasta que sean firmes. Al menos en Génesis. No estoy seguro de cómo es en otros reinos.

Les echo una mano. Aunque poco. No quiero que sospechen. Solo los puntos más débiles. Y limpiarlos ligeramente.

A Meixiu y Jiao las he hecho medio intentar abrir su primer meridiano. Sentir el qi. Sentir dónde está. Cómo atacarlo. Las he ayudado a sentir como abrirlo. Y lo he abierto un poco. Cuando lo intenten de verdad, no tendrán problemas.

Estaban emocionadas. Se han creído que eran solo mis instrucciones. Y que tenía curiosidad. Casi seguro que no sospechan de mi ayuda. Entre otras cosas, porque estaban al borde del orgasmo.

—————

Por la mañana, Meixiu me acompaña una parte del trayecto. Me deja a unos metros de la puerta de su edificio. Ya me sé el camino.

–Hola. Tú eres Kong, ¿verdad?– me asalta una estudiante.

Está en Génesis. Etapa siete. Se ve bastante joven. Quizás 17. Es más bien pequeña. Pechos modestos. Labios carnosos. Cabello negro azabache. Una sola cola a un lado. Bonitos ojos marrón claro. Parecen brillar.

–Sí, soy yo. ¿Querías algo?– le pregunto extrañado.

–Me llamo Yiu Ruolan. Cuando acabes de ayudar a las hermanas, si quieres… ven a verme… Esto… ¡Eso es todo! ¡Te estaré esperando!– exclama, tras darse media vuelta y alejarse.

Ha empezado muy atrevida. Pero se ha avergonzado a medio camino. Suspiro. No sé muy bien qué hacer. Tampoco importa, ya se ha ido. Les preguntaré el mes que viene. No sé qué rumores hay sobre mí. Algunos me odian. Ella me invita a algo más que hablar.

La veo desaparecer tras una puerta. Suspiro. Me giro.

–¡Uggh!

Alguien me ha golpeado con el hombro. Se supone que ha chocado accidentalmente. No me ha pedido ni perdón. Me lo quedo mirando. Está en la etapa tres de Alma. Se para, se vuelve y me mira.

–¿¡Qué quieres!? Si no sabes por dónde pisas, no es culpa mía. ¿O quieres que resolvamos esto en el ring?– me amenaza.

Me lo quedo mirando incrédulo. ¿Me está provocando? Parece que no ha sido un accidente. ¿Quizás uno de los que están celosos? Cómo sea. Sería absurdo aceptar. No gano nada. Y está dos etapas por encima.

El encontronazo ha dolido. Si no hubiera atemperado mi cuerpo con la técnica de Ying Yang, hubiera sido peor. Puedo notar la mejora. Me giro y sigo mi camino.

–¡Eh! ¿¡Quién te crees que eres para ignorarme!? ¿Tienes miedo? ¡Eres solo un cobarde!– me intenta provocar.

Sinceramente, me da igual lo que diga. No tiene vergüenza. Se considera deshonroso retar a alguien de menor nivel. En este caso, son dos etapas.

Simplemente salgo. Los estudiantes que vigilan me miran sin saber qué decir. Hay algo de hostilidad, como siempre. Pero también de vergüenza ajena. La actitud de su compañero no parece que les haya gustado demasiado. Y eso que no creo que les caiga bien. Espero que no vaya a más.

—————

Cuando vuelvo, me interrogan. Se enojan por lo de ese estudiante. Luego me acusan de que esta noche he disfrutado demasiado. Así que me deciden dominarme entre todas. Incluso luego bañarme entre varias a la vez. No sé cuántas veces me han hundido. Supongo que no les ha acabado de gustar que las salpicara. Han acabado todas empapadas.

Llego un poco más tarde de lo normal a hacer las copias. No es que pase nada. Puedo ir a cualquier hora.

–¡Llegas tarde!– me saluda Fan Quon.

–Hola. He estado ocupado

–Ja, Ja. Ya me gustaría a mí estar ocupado como tú…– responde él.

Su tono insinúa algo más. Que he estado con alguna chica por la noche. No le falta razón. De hecho, se queda corto. Me abstengo de desvelar nada.

Se aleja mientras yo entro. Hago una copia. Salgo a descansar. Es decir, recuperar el qi con Rui. Amordazada y contra la pared. Con Ning tras la segunda copia.

No creo que sea sospechoso. Muchos se toman un descanso tras una copia. Requiere mucha concentración. Algo de tensión. Va bien relajarse. Tampoco resulta extraño que pueda copiar tres. Se supone que tengo todo el qi disponible. Casi nada de la etapa dos todavía. Aunque no sea la verdad. He avanzado mucho más de lo que imaginan. Dentro de poco, tendré que dejar de venir una temporada. No tendré suficiente qi ni para una.

Usar el comprimido no es aconsejable. Puedo perder algo de mi avance. Es un reino un tanto extraño. Cuanto más avanzas en una etapa, más limitado estás. El qi disponible es menor. Por otra parte, en caso de extrema necesidad, puedes ejercer un poder comparable a la siguiente etapa. A costa de perder parte de tu avance. De usar el qi comprimido.

Como sea. Me voy a buscar uno de los libros de movimientos. Son manuales básicos. Cualquiera puede copiarlos. Solo son descripciones. Apenas unas líneas de qi entrelazadas. No necesito más que un puñado de puntos para cogerlo. Y 100 de depósito. Cuando lo devuelva, me lo reembolsarán. De hecho, podría quedármelo.

Me miran un poco raro. He cogido varios manuales básicos. Para las chicas. Aunque solo ha sido una mirada. No parece que les importe mucho.

Se los dejo en el Almacén. Ya los cogerán. Aún les falta un poco. Tienen que controlar cinco. Para seis hace falta tener qi más denso. Quizás comprender algo. Aunque no sé muy bien el qué. Ya me preocuparé cuando llegue el momento.

Por ahora, me ocupo de Rong y Hai. Me recreo en sus pechos. En sus culos. En sus muslos. En sus vaginas. En sus labios. Dominándolas. Disfrutando de ellas. Haciéndolas gemir de placer.

Esta mañana las chicas han hecho conmigo lo que han querido. Y no he tenido mucho tiempo antes. Así que me permito disfrutarlas un rato más. Además de recuperar qi.


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