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38.36% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 94: Torneo. Preliminares

บท 94: Torneo. Preliminares

Se tira en mis brazos. Apasionada. Cuando está sola, es mucho más suelta. Se deja de llevar. Me besa casi con desesperación.

–¿De espaldas contra la cama?– me pide Wan después de muchos besos y caricias.

–Como tú quieras– le aseguro, agarrando sus carnosas nalgas.

La acabo follando bruscamente. Haciendo temblar sus carnes a cada embestida. Chocando violentamente contra su enorme culo cada vez. Ella estirada contra la cama. Su boca mordiendo las sábanas. Ahogando sus gemidos. Mientras la penetro una y otra vez.

Tras tres orgasmos, está totalmente rendida a mí. La llevó a otros tres casi seguidos, antes de llenarla. Satisfaciendo su lujuria. Y la mía.

Se apoya en mi pecho sin decir palabra. Todavía jadeando. Aunque sonríe. Satisfecha. Tras haber recibido lo que quería. No tarda en dormirse.

—————

Cuando despierto, está jugando con mi miembro. Inspeccionándolo. Como si fuera un juguete. Le doy un cachete en sus nalgas. Jugando.

–¡Ay!– se queja.

–¡Eso no es un juguete!– la riño.

Se ríe. Traviesa. Seductora. Lasciva.

–Oye… Esto… ¿De verdad se puede meter por el culo?– me pregunta de repente.

Ya sabía que Ning era una mala influencia. Bueno, tampoco es que me moleste.

–Claro. ¿Quieres probarlo?– la provoco.

–¡No! Bueno… No sé. Quizás. Si quisiera, ¿lo harías?– me pregunta, indecisa.

–Si me lo pides, ¿cómo iba a negarme?– le aseguro.

–Ya… veo. Bueno, ya veremos– sigue, no del todo convencida.

La beso en los labios. Un corto pero profundo y húmedo beso.

–Ayer me hiciste lo que… Hoy haré lo que quieras– se ofrece.

–Oh, ¿de verdad?– le pregunto, mientras medito que podría pedirle.

–¡Claro! Pero no te pases…

Se me ocurre algo. Estaba realmente sexy aquella vez. No sé si querrá.

–¿Por qué no te masturbas para mí? Como cuando estabas con la poción afrodisíaca– le propongo.

Enrojece. Más que nunca. Me mira. Va a decir algo. Finalmente calla. Asiente con la cabeza. Se tumba en la cama. Con algo de torpeza. Me mira. Aparta la mirada. Empieza a tocarse. Vuelve a mirarme.

–Dé… Déjame verte al menos. Para… inspirarme– pide.

Esta adorablemente pervertida. Me pongo a medio metro. Ella se me queda mirando. En especial mi entrepierna. Me siento algo incómodo.

Al principio se acaricia despacio. Va acelerando a medida que se excita. Acaba penetrándose con los dedos. Y con mi pene en su boca. Es realmente erótica. Toda ella vibra. Algunos la despreciarían llamándole gorda. A mí me parece de los más deseable.

Cuando se corre, no puedo resistirlo más. Saco el miembro de su boca. Y llego a su entrepierna. Mientras ella jadea.

–No. Ah. Espera Kong. Ah. Acabo de… ¡¡Aaaaaahh!!

–Has dicho que lo que yo quisiera.

–Sí, pero… ¡¡¡HHHHAAAAAaaaaahhh!!!

No le hago caso. La penetro. Empujo y añado qi. Se vuelve a correr. Su cuerpo convulsiona. Su espalda se arquea. Su boca totalmente abierta.

Sigo follándola. Jugando con sus enorme pechos. Recuperando el tiempo perdido. Anoche casi no pude jugar con ellos.

–¿Quieres que pare?

–Sí… ¡No! ¡¡AAAAAAaaaah!! ¡Más!

Mis manos se recrean en sus enormes pechos. Moviéndolos arriba y abajo. En círculos. Apretando sus pezones. Pellizcándolos. Recorriéndolos en toda su extensión.

Mis caderas empujan sin parar. Entrando en ella con fuerza y qi. Le provoco más de una docena de pequeños orgasmos. Y otros dos más fuertes antes de llenarla. De dejarla en la cama jadeando.

Me pongo a su lado. Acariciándola. Besándola suavemente. Dejando que se calme.

–Has sido muy malo– se queja.

–¿No te ha gustado? Si no, no lo haremos nunca más así– la amenazo.

–¡No he dicho eso!

–Ja, ja– me río, antes de besarla larga y profundamente.

Cabe decir que Wan se venga de cada una de las chicas. Con Liang es suave. Y con Ma Lang no se ensaña mucho. Ni con Yu. Aunque las atamos a todas. Y las follo contra la cama. Con Yi no tiene piedad. Ni con Song o Shi. Supongo que aprovecha la oportunidad para vengarse. Y yo para follarlas.

Me despide con un beso. Y se va a bañar con las otras. Solo recibe risas y alguna salpicadura. Luego vuelve a sus plantas. A sus pociones. A su pasión. Casi me dan envidia.

—————

No voy a la copistería. Iré luego. Hoy empieza el torneo. Me paso a recoger a mis estudiantes pervertidas favoritas. Bei Liu y Bi Lang. Nos manoseamos y besamos. Luego vamos al torneo. A ver a Fen Huan.

Las gemelas llegan un poco después. Se ponen no muy lejos. En un primer momento, habían querido acercarse "casualmente". Así, podrían empezar a conocerse. Pero al final, las chicas han decidido lo contrario. Las gemelas tienen enemigos. Y eso podría poner en peligro a mis pervertidas. E incluso a mí.

Bei Liu lleva una túnica con toques verdes. Hace juego con el pelo de su amiga. Esta tiene decoraciones moradas. ¿Por el pelo de la primera? Ambas túnicas cerradas. Pero ajustadas. Sus figura están perfectamente delineadas. Muy eróticas.

Se sientan cada una a un lado. Por desgracia, no podemos propasarnos. Hay mucha gente. Estamos en las gradas. En la zona de las preliminares para los estudiantes de Alma. Lo más cerca que hemos podido del grupo en el que lucha Fen Huan.

–Está más nerviosa de lo normal– dice Bei Liu.

–Dice que quiere llegar al menos a la cuarta ronda. Quiere los puntos de contribución del premio para comprar algo. No ha dicho el qué– explica Bi Lang.

Nos quedamos hablando un rato. Mientras esperamos. Ellas alabando a algún que otro estudiante "guapo". Igual quieren hacerme sentirme celoso. Es curioso. Lo consiguen un poco. También "proponen" a alguna estudiante, entre risas. Como si pudiera cogerlas sin más. No tienen mal gusto.

Me quedo mirando una pelea en una arena cercana. Hay una estudiante que usa un bastón. Pero no veo ninguna habilidad digna de mención. Está en la etapa uno de Alma. Ni siquiera estoy seguro de que sea mucho mejor que yo. Al menos, yo he tenido peleas reales.

–Ya veo. Te gustan la pelirrosas y con tetas grandes– se burla Bi Lang.

–No está mal. Pero solo la miraba porque pelea con bastón– suspiro.

–Ya lo sabe, pero es divertido molestarte– ríe Bei Liu.

Vuelvo a suspirar. Se ríen de mí. De repente, se tensan. Le toca a Fen Huan. Parece que están preocupadas de verdad por su amiga. Aprietan los puños. Creo que yo también me estoy dejando llevar por su tensión.

Su rival es un estudiante corpulento. Usa un martillo. Ella un arma que parece la fusión de dos espadas. Se coge por el centro. Lo que sería la empuñadura. De cada lado sale una hoja.

–Huan está muy guay– la alaba Bi Lang.

–Cuando se pone seria está buenísima– añade Bei Liu.

No sé si reír o llorar. Como sea. La pelea está a punto de empezar. Su enemigo se lanza hacía ella en cuando suena la señal. Con el martillo por encima de su cabeza. Para dar un golpe tan directo como letal.

Mis manos son apretadas con fuerzas por mis vecinas. Están tensas. A veces, son adorables e inocentes.

No estoy seguro cuán competente es Fen Huan luchando. Pero su adversario es un aficionado. A no ser que esté usando alguna estratagema. O alguna técnica. Un ataque así es demasiado fácil de evitar. Tiene demasiadas aberturas. Demasiados puntos débiles. Si golpea es terrible. Si te asusta, estás en problemas. Si no, es un completa estupidez.

Fen Huan no se mueve. No sé si está asustada o esperando. No parece asustada. Se le escapa una sonrisa. Eso me tranquiliza. Cuando su adversario se acerca y empieza el ataque, ella da un paso hacia delante. Se acerca a él. Se aleja del área de impacto. Se coloca entre esta y él.

Una de las hojas impacta en un pie, cortándolo y desestabilizándolo. Bueno, en realidad no lo corta. Llevan una barrera que impide daños graves. Aunque no dolor.

El del martillo pierde el equilibrio. Su impulso y su gesto a mitad solo lo empeoran. Cae al suelo. Ha perdido. La otra hoja del arma de Fen Huan ha atravesado el cuello. O la barrera que hace de cuello. Ha sido una victoria fácil.

–¡Bien!– exclama Bei Liu.

–¡Increíble!– se alegra Bi Lang.

Fen Huan mira un momento hacia nosotros. Sonríe al vernos. Pero no dice ni hace nada. Solo se baja de la arena y se queda esperando a que la vuelvan a llamar.

Supongo que es normal. Muchos estudiantes apenas tienen experiencia. Se dedican solo a cultivar. O a otros asuntos. La mayoría de los que veía practicar cuando era esclavo estaban al menos en la etapa cinco de Alma.

Fen Huan parece que sí ha practicado. En su clan. Así que tiene ventaja contra los más novatos.

Obtiene otras cinco victorias igual de sencillas. Las otras dos son empates. Ni han luchado. Parece que hay tres que tienen un poco de experiencia. Y prefieren no pelear en los preliminares contra candidatos serios. Total, se clasifican cuatro. Ellos tres y otro más. Así que mañana podremos verla en primera ronda

La verdad es que casi ningún combate tiene interés. O los dos rivales no tienen nivel y pelean. O la diferencia es enorme. O simplemente no pelean. Han habido pocos interesantes.

Bueno, hoy eran los preliminares. Mañana empiezan las eliminatorias. Tendremos que mirar dónde y cuándo pelea mi masoquista preferida.

—————

Me despido de ellas. Querían llevarme con ellas. Pero les digo que ahora no puedo. Les daré una sorpresa. Por ahora, me voy a la copistería. Hago dos de la etapa nueve. No me he atrevido con una del reino del Alma. La he estado examinando. Mañana probaré. Es más complicada. Por ahora, 90000 puntos más. Aún me hacen falta muchos. Para un arma. Para más armas. Para comprar plantas. Comida para Rayitas. Tengo muchos gastos.

Pasamos por la lavandería. Añadimos aditivos a las comidas. No les vamos a dar tregua a los matones hasta que supliquen. Es la única manera. Si somos demasiados blandos, querrán vengarse. Han de tener miedo. Espero que salga bien. Que no sea contraproducente.

Me paso también por el mercado. Y dejo a las chicas que den una vuelta. Menos Wan, por ahora. No quiero que se emocione con plantas que aún no podemos comprar. Sugerencia de sus primas. Y está muy ocupada. Todas ocultan el rostro con velo. Incluso las gemelas. Es habitual aquí. También yo lo oculto. Aquí no debería haber problemas. Estamos fuera de la secta. Nadie les va a pedir una identificación.

Vamos por separado. Para no llamar la atención. No somos los únicos que lo hacemos. Es habitual ver a "desconocidos" que se cruzan y hablan.

Todas llevan ropa de hombre. Se han estado riendo de Song y Lang mientras les vendaban y apretaban los pechos. Han dicho que la próxima vez van como mujeres. Sin duda, tienen mucho que esconder.

El objetivo es echar un ojo a armas, aunque sea para el futuro. A información sobre vender a las salamandras macho. Y todo lo que podamos averiguar de otros artículos. Como plantas. O talismanes. O carne para nuestras mascotas. O utensilios para alquimia.

Después de dar una vuelta, me quedo apoyado en un árbol. Practico un poco con el método Yin Yang. Noto el progreso, pero aún no es suficiente. Aunque estoy más concentrado observando a las chicas. Se las ve alegres. Quizás eufóricas.

Algunas no han podido hacer nunca algo parecido. Eran esclavas. Poder simplemente pasear y mirar los estantes era un lujo vetado a ellas. Otra, hacía ya un tiempo que no salía más allá de mi habitación o la "Residencia". Aunque a las gemelas, que pueden salir más, también se las ve animadas.

Ellas y Ma Lang pueden hacer compras. Esta última tenía su tarjeta de puntos, aunque vacía. Solo ha hecho falta transferirle algunos. Y hacer pareja con Liang. Yi con Song. Shi con Yu.

Es cierto que no pueden comprar nada muy caro. Sí pueden ver qué hay, para el futuro.

—————

Llevo el collar que me han comprado mientras me las follo. O me follan a mí. Cada una se ha comprado una pulsera, un collar o algo para el pelo. A Wan le han comprado un colgante con forma de caldero. Le ha hecho ilusión. Casi llora. Apenas han sido detalles. Todos sabemos que no nos sobran los puntos. En el futuro, espero que no tenga que ser así.

Había algunas armas que les gustaban. Y vestidos. Aunque suelan ir desnudas. Por ahora, están fuera de nuestro presupuesto. Aunque no parece importarles. Y están muy apasionadas. Hoy una a una. Disfruto individualmente de cada uno de sus cuerpos. Con algunas más suave. Con algunas más brusco. Con algunas, tengo el control. Otras, no me dejan.

Me quedo un rato tumbado en la cama antes de salir. Antes de que Liang me eche. Aunque primero echamos un vistazo a las salamandras macho que tenemos escondidas. Están creciendo. Pronto tendremos que decidir qué hacer con ellas. Las chicas han encontrado un par de puestos que las podrían comprar. Pero que sería mejor pasar por la ciudad. Los precios deberían ser bastante mejores.

También podría venderlas directamente a la secta. Pero nos preocupa que sospechen sobre la procedencia.

A las hembras se han decidido a criarlas, de momento. Rayitas las miraba antes con curiosidad. Si no es por Liang, quizás hubiera hecho algo más. Quizás habría alguna menos. Me han pedido que aísle ese lago. Que solo ellas puedan entrar.

Es de noche cuando abandono mi cabaña. Pero tengo algo que hacer. Tengo una sorpresa que dar.


บท 95: Visita nocturna

Entro sin llamar en la cabaña de Bei Liu. Para mi sorpresa, no hay nadie. ¿Dónde estará? Le preguntaré a Bi Lang. Si es que está. Si no, tendré que volverme. También entro sin llamar. Y sin hacer ruido. Me dieron acceso. Son muy confiadas. Mmmm. Están las dos.

Están durmiendo con una ropa semitransparante. Las dos con camisón y bragas negras. Son idénticos modelos. Sus cuerpos sensuales quedan expuestos. Relajados. Sin saber que les espera.

Empiezo por los tobillos de Bei Liu. Voy subiendo poco a poco. Acariciando toda la extensión de su suave pierna. Recreándome en ella.

–Aaaaah, Kooong– gime entre sueños.

Sonrío. Meto mis manos por dentro del camisón. Llevándolas hasta sus nalgas. Las manoseo en todas su redondez varias veces. Ella emite suaves gemidos de placer. Entre sueños. Mientras mi mano sube por su estómago. Poco a poco. Llega hasta sus pechos. Por dentro y por fuera de su camisón. Los agarro con un poco más de fuerza.

–¡Aaaah! ¿Qué…? ¡Mmmmm!

Se medio despierta. Le pongo la mano en la boca. Le hago una señal para que no haga ruido. Asiente con la cabeza. Con los ojos muy abiertos. Saco poco a poco la mano.

–Buenas noches– la saludo en voz baja.

–Kong… ¿Qué haces aquí? ¡Aah!– susurra ella.

–¿De verdad tengo que explicarlo?– le pregunto, sin dejar de sobar su pecho. Acariciando su cabello morado.

–Podrías haber avisado…– se queja.

–Entonces no hubiera sido una sorpresa.

La beso tras mis palabras. A pesar de las suyas, me recibe con los labios abiertos. Con su lengua entrelazándose con la mía.

Sus piernas se abren. Insinuantes. Así que llevo una mano hacia allí. Jugando con su vello púbico. Con su entrada. Con la perla que hace de guardiana. Se estremece cuando la toco. 

Sus manos me quitan la ropa. Ansiosa. Yo no le quita la suya.

–Estás muy sexy– la alabo.

–Pues claro. ¡Aah! Tómame– me pide en un susurro.

Le dejo las bragas puestas. Solo las aparto un poco. Subo un poco más su camisón. Ella abre más las piernas. Recibiéndome. La penetro mientras sello sus labios. Mis manos acarician sus nalgas. Sus caderas. Sus pechos. Recorren su rostro. Mis labios atacan los suyos. Su cuello. Su barbilla. Sus orejas. Su pelo.

La penetro despacio. Con suavidad. Para no hacer mucho ruido. Ella gime ahogadamente. Sus manos agarrando mi pelo. Acariciando mi espalda. A veces mis nalgas. Con pasión. Con lujuria.

Disfruto de penetrarla con suavidad. Despacio. Del roce suave de nuestros cuerpos. De mi miembro contra su vagina perfectamente lubricada.

Sigo entrando y saliendo de ella cuando se estremece. A pesar de la amenaza de su interior que me aprieta. Que me roza continuamente. Su rostro de placer es extremadamente erótico. Con los labios apretados para intentar no hacer mucho ruido.

–¡MMMMMMmmmmmmm!

Está muy sensible después del orgasmo. Se estremece con cada embestida. Aunque no pide clemencia. Más bien lo disfruta. No puedo evitar volver a reclamar sus labios. Aprieto sus pezones. La voy llevando de nuevo al orgasmo. Y a mí mismo. La lleno mientras se corre.

Se me queda mirando. Me sonríe mientras jadea. Nos besamos. Oímos un gemido. Miramos entonces hacia el lado. Es evidente que se ha despertado. Aunque nos dé la espalda. Se estaba masturbando.

Ella sonríe y me señala que vaya. Me acerco a Bi Lang. Acaricio su pelo verdoso. Su culo redondeado.

–¿Estás despierta?– le susurro.

–No. Estoy dormida e indefensa. Alguien podría violarme sin que pudiera hacer nada– responde.

Bei Liu se ríe. Yo también. La hago ponerse totalmente contra la cama. Le abro las piernas. Aparto hacia un lado las bragas para inspeccionar su entrepierna. Para acariciarla. Para comprobar que está mojada. Para penetrarla de golpe.

–¡¡¡¡¡AAAAAAAA!!!!!

–Sssshhh. Se supone que estás dormida– censuro.

–¡Es culpa tuya! ¡¡HHHHHAAAAaaaahh!!– protesta.

Empujo contra ella. Su culo tiembla como un flan a cada embestida. Su cuerpo se hunde un poco en la cama. Sus gemidos no son para nada contenidos.

Casi salgo de ella antes de volverla a penetrar hasta el fondo. De hacerla gemir de nuevo. De "violarla mientras duerme". Bei Liu nos mira. Excitada de nuevo. Su mano en su entrepierna.

Sus gemidos llenan la habitación. Mientras mis dedos se entrelazan con los suyos. El de sus manos extendidas. Por atrás. Mis labios buscan su cuello. Incluso la muerdo. Está totalmente a mi merced. Mientras la follo sin piedad. Mientras se corre. Mientras la lleno.

Me quedo un rato sobre ella. Besándola suavemente. En las mejillas. En la espalda. En sus nalgas.

–Eso ha sido muy erótico. Creo que voy a dormirme también. A ver si alguien me viola– dice de repente Bei Liu.

–Envidiosa– la acusa Bi Lang.

–No te oigo. Estoy durmiendo– responde esta con un argumento de lo más infantil.

Al final me la follo también a ella de la misma forma. Luego su amiga me monta. Y acaban dormidas las dos usándome como almohada. O como osito de peluche.

—————

Cuando me despierto, ellas siguen durmiendo. Me las volvería a follar. Pero, si lo hago, igual no llegan al torneo. Las beso en la frente y me voy. Paso por mi cabaña. Para mi sexo matinal con las chicas.

Yi, Yu y Wan están aún dormidas. Así que empiezo por ellas. Una a una. Despertándolas con sexo. Por sorpresa. Desde atrás a Yi. Por delante a Wan y Yu. No protestan. Todo lo contrario.

A Song la follo de pie. Cara a mí. Una pierna levantada. De la que la agarro. Sus pechos rozándome cuando rebotan. Sus labios pegados a los míos.

A Liang y Shi sentadas sobre mí. Sus piernas sobre mis hombros, Sus brazos alrededor de mi cuello. Sus labios sin dejar los míos en ningún momento. Muy íntimo. Muy apasionado. Penetrándolas hasta el fondo. Con suavidad. Con pausa.

Luego voy donde he quedado con Bei Liu y Bi Lang. Frente a la armería. Me saludan alegremente. Muy alegremente. Sus pechos se mueven bajo sus túnicas ajustadas. No llevan sujetador. Me pregunto si llevarán bragas o tanga. O nada. ¿Quizás debiera comprobarlo?

Voy hacia ellas. Pero alguien se interpone. Lo he visto antes.

–¡Espera! ¡Tú eres el culpable! ¡Más te vale pararlo!– me amenaza un estudiante, mientras se rasca el estómago.

Es uno de los matones. Veo que los polvos añadidos a la ropa funcionan perfectamente.

–No sé de qué me hablas– le respondo.

Lo aparto de un empujón y sigo mi camino. Está en la etapa siete de Génesis. No es ninguna amenaza.

–¡Espera! Si no lo paras…

–¿Sí? ¿Qué vas a hacer? ¿Tú solo? ¿Dónde están los demás?– lo miro con desdén.

Aprieta los dientes. Es un poco estúpido. Si está seguro de que he sido yo, ¿qué le hace pensar que voy a parar solo por que el me amenace? Y más cuando me he atrevido a empezarlo con todos sanos. Aunque también es cierto que no puedo alargarlo para siempre. Supongo que puedo darles la opción ahora.

–Si estáis dispuestos a prometer no volver a molestarme, quizás podría ayudaros. En la puesto de sol, me pasaré por aquí. Si estáis todos y lo prometéis, veré que puedo hacer– le digo.

Le doy la espalda y me voy con las chicas. Ellas me miran curiosas. Se lo acabo explicando por encima. Y casi me violan. Se ríen mientras me pongo bien la túnica. Y se van a reservar los asientos. No llevan ropa interior.

—————

La adversaria de Fen Huan lleva unos guantes metálicos. Pelo corto rojizo. Pechos pequeños. Culo no muy prominente. Más baja que mi pelirrosa. Parece que lucha con las manos. Y es un tanto arrogante. Aunque tampoco es que Fen Huan sea tímida. ¿Es algo habitual?

–¿De verdad vas a luchar con un palo con espadas atadas? No te va a servir de nada contra mis puños. Si te rindes, te ahorrarás dolor– le dice.

–Oh, no, no. No es para luchar. Es solo para metértelo por el culo– le suelta Fen Huan.

Se oyen algunas risas. Mi masoquista sonríe con deprecio a su adversaria. Con altivez. Muy diferente a cuando la estoy follando.

No sé si es esa sonrisa o las palabras, pero la pelirroja parece furiosa. Se lanza hacía ella nada más empezar el combate. Fen Huan mueve su arma con aparente habilidad. Pero la otra la esquiva. Se acerca por un hueco en la defensa. Agachándose y lanzándose con los puños preparados.

Es extraño. Pensaba que era un poco mejor. Pero esa debilidad es demasiado evidente. No lo esperaba de ella. Oh, quizás no. Era una trampa. Fen Huan no solo usa el arma. Le ha dado una patada en toda la cara.

La pelirroja rueda por el suelo para alejarse. Se levanta y se pone la mano en la cara. Le debe doler. Aunque no hay daños reales. Sin embargo, el escudo ha perdido un poco de fuerza.

–¡Maldita! ¡Me las vas a pagar!

Se enfada enseguida. ¿Acaso no son normales los golpes en un combate? En serio, algunos estudiantes están un poco consentidos… Une sus manos. Las palmas hacia fuera. Puedo notar que acumula qi. Fen Huan se la queda mirando. ¿No debería tratar de impedirle que haga lo que sea que esté haciendo?

–¡Son las Mil agujas!– comenta una voz no muy lejos nuestro.

–¿Sí? Dicen que el dolor es insoportable. Que incluso alguien en una etapa superior puede verse paralizado– dice otra.

Noto presión en mis manos. Mis pervertidas están más nerviosas al oírlo. Yo no acabo de estar seguro. Diría que a Fen Huan se le está escapando una medio sonrisa. Lo normal sería que se informara de su adversaria. No sería raro que supiera sus técnicas. Estoy empezando a pensar que lo sabe.

La pelirroja extiende sus manos. Cientos de pequeños qis van hacia la pelirrosa. Debería defenderse o esquivar. Pero no se mueve. La alcanzan. Su escudo no parece sufrir daños. Pero ella se arrodilla. Con una mueca de dolor. Parece que es una técnica que causa dolor pero no daño.

–Ja, ja, ja. Ahora estás a mi merced. Deberías haberte rendido antes– se burla su adversaria.

Se acerca a Fen Huan. Caminando. Arrogante. Burlándose. Le da una patada en la cabeza. Sin embargo, el pie no impacta donde esperaba. Sino en uno de los filos del arma de mi masoquista. Ha levantado el arma para ello.

Con el otro extremo del arma, Fen Huan golpea contra el otro pie. La hace caer. Mientras cae. Le da un rodillazo en la cara. Y luego le clava el arma en el estómago. En realidad no la atraviesa. Pero el escudo pasa a color rojo. Ha ganado.

Los que conocen la técnica, la miran sorprendidos. No saben cómo la ha contrarrestado. O cómo ha aguantado el dolor. Ni siquiera sus amigas. Quizás solo yo. Estoy seguro de que le sigue doliendo. Y que sus dientes apretados no son para aguantar el dolor. Sino para no gemir de placer. Su adversaria ha cometido un grave error. Ha querido someter con dolor a una masoquista.

Liu y Lang animan desde las gradas. Son un poco escandalosas. Aunque no es algo excepcional. En muchas victorias, hay gente animando igual. Son preciosas también así.

No podemos ir a ver a Fen Huan por ahora. Además de que les dijo que quería concentrarse. Que no la molestaran hasta que acabara el torneo Se lo ha tomado muy en serio. Aunque me temo que ahora estará buscando un sitio para masturbarse. ¿O quizás soy tan pervertido que pienso así?

Yi y Yu están mirando muy concentradas a otra arena. Parecen animadas. Hay dos gemelos luchando contra otros dos. Llevan dagas como ellas. ¿No están demasiado interesadas? Solo es en la lucha, ¿verdad? No sé el porqué, pero esos gemelos me caen mal. Desearía que perdieran. 

Sin embargo, no es así. Aunque me moleste, tengo que reconocer que están muy compenetrados. Sus adversarios, no tanto. Estos usan lanza y espada. Tienen más alcance. No obstante, no consiguen mantenerlos a rayas. Ser gemelos tiene ventajas. Van vestidos igual y es fácil confundirlos. Se cruzan continuamente. Resulta confuso. Se lo he visto hacer a las gemelas. La verdad es que harían buena parejas con ellas. ¡No! ¡Ni hablar!

Volviendo al combate… Creo que los gemelos usan algún tipo de técnica de movimiento. Coordinada entre los dos. Parece muy efectivo. Esquivan todos los ataques y técnicas de los adversarios. Les permite acercarse y atacar.

Un par de veces se han apresurado y han recibido daño. Pero han hecho más. Acaban ganando. Las gemelas parecen animadas. Grrr.

Mientras, mis pervertidas hablan animadamente. A veces se apoyan en mí. Puedo sentir sus suaves pechos presionándome. Tentándome. Creo que no todas las veces lo hacen queriendo. Me han encontrado cuatro "candidatas". Y han alabado como a diez estudiantes por ser guapos, "cachas" o elegantes. Se ríen cuando las miro. Me sacan la lengua. Me están provocando.

Me sorprende cuando prestan atención de verdad a algunas peleas. Bei Liu está muy atenta a una estudiante morena contra uno de pelo verde. Ella usa un tridente. Él una especie de abanico. Capaz de parar el tridente.

–Liu usa un abanico también. Pero no aún no tiene ninguno– me susurra Bi Lang.

El del abanico acaba perdiendo. Lo que disgusta un poco a Bei Liu. Infla sus mejillas. Está muy mona.

Bi Lang, por su parte, presta especial atención a otra pelea. Una de las adversarias usan una especie de cintas. Están pueden tomar diferentes formas. Supongo que es una técnica aplicando qi. Tensarse para bloquear un ataque. O relajarse para envolver como una cuerda. Su adversario acaba atado. Quizás era la primera vez que luchaba contra algo así. Parecía sorprendido.

Como imaginaba, Bei Liu me informa que es también el arma de su amiga.


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