Los brazos que sujetaban mi cuello se apretaron. Luché con todas mis fuerzas, golpeé su cara varias veces pero él ni se inmutó. No importa cuánto lucho, no soy rival para su fuerza.
—Presionó un pañuelo en mi nariz. Sé lo que eso puede hacerme así que luché aún más fuerte, con todas mis fuerzas. Esta es una situación de vida o muerte. No le permitiré hacer lo que quiere.
Mis largas uñas arañaron sus mejillas. Gritó de dolor y maldijo con rabia. El pañuelo se le cayó de la mano. Su agarre alrededor de mi cuello se aflojó momentáneamente.
Aproveché la oportunidad y lo golpeé con fuerza usando mi codo. Cayó en el asiento trasero del coche.
Me dirigí a la puerta y busqué la manija. Pero antes de que la punta de mis dedos tocara la manija, él me arrancó el cabello con tal fuerza que tropezé en el asiento.