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Los ancianos habían enfatizado la importancia de esta reunión y que Abby persuadiera a Iris, para que ella pudiera ayudarles a derribar el escudo, pero también colocaron a Jaime al lado de Abby porque querían que hubiera alguien que pudiera decirle que no discutiera nada más allá del asunto en cuestión.
Por alguna razón, parecían presentir que Abby iba a rebelarse contra ellos, así que se aferraron más profundamente a su garganta.
—¿Puedes? —preguntó Abby a Jaime, su voz era fría y distante—. Sabes lo importante que es esta reunión.
Jaime no pudo articular palabra y cuando Abby continuó entrando en la tienda, él no pudo pasar a través de los guerreros, que bloquearon su camino para acercarse al Serafín.
—Apartaos. Este no es vuestro lugar —Eron lo miró con fiereza.
—Este no es un lugar donde vuestros ancianos tengan voz —añadió Dyne.
Al final, sin poder pasar a través del guerrero, Jaime se apartó. Volvió para informar de esto a los ancianos.